Foto: AP Photo/Rodrigo Abd
Hay momentos en los que la actualidad se mete en el aula de Historia, queramos o no; hay veces, pocas por desgracia, en las que un acontecimiento de cierta trascendencia histórica llama la atención de nuestro alumnado. Y, en esos casos, no podemos permanecer mudos; hay que explicar las cosas lo más objetiva y honestamente posible. Y la muerte de Chávez es una de esas ocasiones. No se trata de endiosar o condenar al personaje en función de criterios ideológicos; se trata de comprender su papel en la historia contemporánea de América Latina. Nosotros no vamos a informar de los entresijos de su muerte, ni de las reacciones políticas, ni de la situación actual de Venezuela,… vamos a analizar la figura de Chávez como líder latinoamericano y su papel en la historia del subcontinente a lo largo de los últimos quince años.
El fallecimiento de Hugo Chávez se ha convertido en portada de la totalidad de los medios informativos internacionales. Es posible afirmar que el peso político de Chávez en la escena internacional ha sido considerablemente mayor que el que le correspondería por la entidad del país que presidía. Ese papel, que puede considerarse de liderazgo, proviene principalmente de dos factores: primero de su protagonismo en el resurgir de la izquierda latinoamericana y, segundo, como creador de un sentimiento que perseguía dar mayor dignidad a los pueblos y defender a los menos favorecidos frente a los grandes poderes mundiales.
Como líder de la izquierda impulsó un nuevo discurso y un nuevo modelo de acción política en el continente. Tras el final de la Guerra Fría, la izquierda latinoamericana se sumió en la indefinición y quedó huérfana de referentes. La vía guerrillera o el golpismo militar izquierdista (y derechista) fueron desapareciendo paulatinamente del mapa latinoamericano, una vez acabado el conflicto entre las superpotencias. La izquierda comunista ya no podía enarbolar el modelo cubano, muy similar al que acababa de fenecer en Europa, como un modelo revolucionario atractivo; por su parte, la izquierda socialdemócrata nunca tuvo un gran tirón electoral en Latinoamérica, y, o bien se integró en las oligarquías dominantes, o bien adoptó políticas centristas más que izquierdistas.
El mérito de Chávez fue ir creando un nuevo sustrato ideológico izquierdista ciertamente heterogéneo pero eficaz como discurso. Con un poco de marxismo, con otro poco de populismo (en el sentido de su apelación al pueblo y de la crítica a las oligarquías) y con algo de indigenismo (en el sentido de valoración de las culturas indígenas) vertebró un nuevo discurso de izquierdas que supo atraer importantes simpatías populares, tanto dentro de Venezuela como fuera.
Este discurso sirvió para generar una alternativa ideológica y política que ha recibido diversos nombres: indigenismo, populismo, chavismo, socialismo bolivariano, etc. Alternativa que ha triunfado en algunos países latinoamericanos -Ecuador, Bolivia, Nicaragua,…- y que evidentemente contó con el apoyo cubano, hasta entonces huérfano de aliados ideológicos sólidos en la región. Poco importó que el modelo chavista y el cubano no fuesen equiparables, lo importante era que ambos compartían algunas estrategias geopolíticas comunes. Su apuesta ideológica se mostró útil para obtener relevantes apoyos en los movimientos sociales y en los sectores populares de todo el continente.
Otro de los aciertos de Chávez fue la difusión de su ideal de unidad latinoamericana, de creación de un espacio geopolítico autónomo, fuera de la hegemonía de los EE. UU. (el Imperio en el lenguaje bolivariano). Esta concepción le condujo a dos actuaciones significativas:
a). Su apoyo a los procesos de integración regional en América Latina en un momento, además, en el que la globalización económica favorecía tales políticas. La inclusión de Venezuela en MERCOSUR o la creación de la Alternativa Bolivariana para América (ALBA) son muestras de estas intenciones. El último paso en este sentido fue la creación en 2011 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Este proceso se ha avisto favorecido también por la afinidad ideológica izquierdista o centro-izquierdista de numerosos gobiernos latinoamericanos.
b). La apuesta por un mundo multipolar, que le llevó a aliarse con aquellos que consideraba enemigos de su enemigo (EE. UU.), lo que explica sus vinculaciones con Irán, o el apoyo al régimen de El Assad en Siria o al de Gadaffi en Libia, o sus relaciones con los contrapoderes de EE. UU.: China y Rusia. También mantuvo intensas relaciones con Brasil, la gran potencia emergente del continente. Todo ello bien regado con una intensa retórica antiimperialista que, no obstante, jamás impidió el mantenimiento de las relaciones económicas con el gran vecino del norte, especialmente el suministro de petróleo.
Tareas:
a) Señala los principales objetivos de Chávez en las relaciones internacionales.
b) Indica la base ideológica de lo que se ha denominado socialismo bolivariano.
c) Explica por qué ha sido un líder importante para los movimientos populares y para los partidos de izquierda en Latinoamérica.
d). Cita algunas de las críticas que se le han hecho, indicando también su procedencia.
Unas referencias sobre Chávez y el chavismo en: http://www.cafepedagogique.net/lemensuel/lenseignant/languesvivantes/espagnol/Pages/2013/139_1.aspx En francés pero con numerosas referencias en español.
Tareas:
a) Señala los principales objetivos de Chávez en las relaciones internacionales.
b) Indica la base ideológica de lo que se ha denominado socialismo bolivariano.
c) Explica por qué ha sido un líder importante para los movimientos populares y para los partidos de izquierda en Latinoamérica.
d). Cita algunas de las críticas que se le han hecho, indicando también su procedencia.
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