Tras la Iª Guerra Mundial, la situación económica europea era desastrosa. Francia y Gran Bretaña habían salido victoriosas del conflicto pero estaban casi arruinadas y dependían del crédito norteamericano. Alemania debía pagar unas indemnizaciones inmensas que estaban arruinándola, ocasionando la grave crisis hiperinflacionaria de 1923; en diciembre de ese año, un marco de oro llegó a valer 1.000.000.000.000 marcos en billetes (papel). La crisis hacía imposible el pago de las indemnizaciones y socavaba la legitimidad de la nueva república de Weimar, a la que muchos alemanes vinculaban con la crisis y la decadencia.
A esta situación se intentó poner fin con el Plan Dawes de 1924, que aportaba créditos americanos a Alemania para que esta pudiera pagar a sus vencedores y, al mismo tiempo, mejorara su economía.
La conclusión final es que la situación general mejoró a partir de 1924, pero Europa estaba endeudada enormemente con los Estados Unidos; dependencia que la arrastraría irremediablemente cuando en 1929 se desencadenase la Gran Depresión.
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