jueves, 3 de marzo de 2011

Imperialismo y aculturación: ayer y hoy

Nueva York: ciudad y mito.
Fotografía de Alfred Aranda

Hablábamos hace poco del imperialismo y señalábamos como una de sus características los procesos de aculturación que las metrópolis ejercieron sobre sus colonias. Esos procesos implicaron la imposición de sus lenguas (inglés, francés, español, portugués,…), de sus valores y costumbres, de su religión, etc.; todo ello se consideraba superior a las respectivas culturas nativas  y su implantación venía casi siempre respaldada por la fuerza militar.
La descolonización de los años cincuenta y sesenta del siglo XX no logró cambiar totalmente este panorama pero al menos permitió subsistir a las culturas locales, aunque siempre en un rol secundario. ¿Pero qué estaba pasando en las antiguas metrópolis?, pues algo curioso. Casi todas ellas estaban inmersas también en otro proceso de aculturación, viviendo en sus carnes una parte de lo que ellas habían aplicado en sus antiguas colonias.
Esa aculturación que padecen las antiguas potencias coloniales europeas proviene ahora de la nueva potencia hegemónica en el mundo occidental, que afianzó su poder durante el período de la Guerra Fría (1947-1991): los Estados Unidos. Esta vez, la aculturación no se hace por la fuerza de las armas sino por el poderío de sus medios de comunicación, de su industria del ocio, de la efectividad de su publicidad, de su vitalidad científica y cultural, y también de la bien vendida idea de que el consumo de sus productos era un camino hacia la libertad. Europa, y después el resto del mundo, padece una eficaz aculturación que sigue perviviendo y que ha hecho de la cultura estadounidense la hegemónica a nivel mundial. Es lo que algunos han llamado the american way of life.


Fuente de la imagen: Novo-Press España


En este excelente blog, http://blogs.elpais.com/the-american-way-of-life/  una serie de periodistas ofrecen sus reflexiones sobre el modo de vida americano. Conviene que lo leáis y saquéis las oportunas conclusiones. Reproduzco a continuación los interesantes párrafos iniciales:

Estados Unidos es un país que a nadie deja indiferente. No hay generación viva para la que Estados Unidos no haya sido punto de referencia, bien como objeto de su admiración o de su odio, bien como meta a alcanzar y modelo a imitar o como obstáculo a sortear y enemigo a batir. Para bien o para mal, Estados Unidos está presente en la vida de cada uno de nosotros, condiciona nuestro progreso, influye en nuestros gobiernos y es determinante en la definición de nuestro futuro. Su poder económico, político y militar no tiene precedentes en la historia de la Humanidad. Su desarrollo científico y cultural ha actuado como fuerza magnética de todo el conocimiento mundial desde hace un siglo.
A diferente escala, cada paso que Estados Unidos da acaba teniendo su reflejo en nuestros propios países. Disfrutamos sus inventos, padecemos sus comidas, nos vestimos y vivimos cada día más al estilo que ellos marcan. Nos emocionamos con sus deportes,importamos sus fiestas y emulamos papeles que el cine ha convertido desde hace décadas en parte inseparable de nuestra propia personalidad. Hasta quienes durante años han aborrecido lo que Estados Unidos representa, acceden sin escrúpulos al beneficio que sus grandes universidades y sus avanzados hospitales son capaces de prestar.


Fuente: Antonio Caño: Estados Unidos, un difícil compañero de viaje. En: http://blogs.elpais.com/the-american-way-of-life/

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