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domingo, 5 de enero de 2025

La revuelta del Rif de 2017

Protestas en Rabat en solidaridad con el Rif. Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/

La revuelta que tuvo lugar en la región marroquí del Rif entre 2016 y 2017 tuvo diversas consecuencias; de hecho, afectó al Majzén, el sistema clientelar que emana de la monarquía y que sustenta el poder real en Marruecos. Desde la primavera árabe de 2011 no se había vivido en el país norteafricano una crisis tan significativa.

En el fondo, las protestas responden a una antigua necesidad de reformas que la denominada “primavera árabe” puso en evidencia y que, en casi todos los casos, se quedaron a mitad del recorrido o, sencillamente, acabaron destrozando los países y creando Estados fallidos –Libia, Siria...–.

A este impulso debemos sumar las características históricas de una región de población bereber tradicionalmente poco sumisa con el poder del Estado. La región, que coincide en gran medida con el mapa del Protectorado español en Marruecos, es una zona agreste y con tradición levantisca. En ella la presencia española aún es palpable y de allí procede una buena parte de la inmigración marroquí que llega a España.

Localización del Rif. Fuente: elperiodico.com

  1. Evolución histórica.

Los problemas de esta región con el poder central no son nuevos. Para no remontarnos muy atrás iniciamos la lista de conflictos entre el Rif y las autoridades marroquíes con la rebelión que tuvo lugar en 1958. Dos años después de que Marruecos se constituyese en Estado independiente, se produjo en la región una sublevación ante los intentos del rey de implantar un modelo de Estado centralizado donde primarían dos variables que postergaban a los rifeños: el idioma francés y la lengua y cultura árabe. Quedaban arrinconados así lo bereber y lo español, signos de identidad de la población de esta región. La rebelión, que tuvo como objetivo la independencia, se saldó con el fracaso y provocó una fuerte represión dirigida por el entonces príncipe Muley Hassán, futuro Hassán II.

Casi treinta años después, en 1984, se produjo otra revuelta que tuvo más un cariz de protesta social contra las duras medidas de ajuste económico impuestas por el gobierno de Hassán II. Al igual que la anterior, fue duramente reprimida.

En el contexto de la primavera árabe de 2011, al igual que en el resto del territorio marroquí, se produjeron en el Rif protestas y manifestaciones. No obstante, aquí fueron más violentas y de mayor envergadura que en el resto de Marruecos, reflejando esa incomodidad política y social que ha pasado a ser un rasgo de la región.

Debido a su histórica resistencia contra el colonialismo español y francés, el Rif ha sido siempre, como ya hemos señalado, una región difícil de doblegar. Todavía pervive el recuerdo del caudillo rifeño Abdelkrim, que lideró la lucha anticolonial en los años veinte del siglo pasado, y llegó a instaurar una República del Rif (1921-1926). Aunque murió en el exilio en El Cairo, su leyenda sigue viva. Esta región es la tierra de los bereberes, pueblo unido por una lengua (el tamazigh) y una cultura. Durante el reinado de Hasan II la política del monarca fue la del desprecio y la represión. Pero la postura de la monarquía ha cambiado con Mohamed VI, que ha dado visibilidad al territorio y reducido la persecución de lo bereber.

Como puede observarse, la población rifeña ha mantenido una tradición combativa que hunde sus raíces en las diferencias culturales y en la sensación de marginación secular del territorio. De esta tradición ya fue testigo el dominio español durante el período de la Restauración.

2. Las causas inmediatas.

El movimiento surgió el pasado 28 de octubre de 2016, cuando un vendedor de pescado de Alhucemas, Mouhcine Friki, trató de recuperar la mercancía que le habían confiscado y acabó triturado por un camión de la basura. El incidente, muy similar al que inició la revuelta de la primavera árabe en Túnez al morir Mohamed Bouazizi, fue divulgado a través de las redes sociales y desató la indignación de los rifeños.

La protesta comenzó pidiendo la clarificación de las condiciones de su muerte y el castigo de los culpables. Pero el movimiento, adquirió fuerza y continuidad y fue incorporando otras reivindicaciones.

Protestas por la muerte del joven Mouhcine Friki. Fuente: elpais.com

La muerte de Fikri ha servido para despertar el sentimiento de lucha contra las actuaciones del Estado, que siempre han perjudicado a la región. El Rif es una zona pobre, montañosa, aunque actualmente ha mejorado su situación económica gracias al cultivo del cannabis –Marruecos es el segundo exportador mundial, detrás de Afganistán–. No obstante, esta mejora no afecta a todos los rifeños, sino a la minoría que controla el tráfico hacia Europa u Oriente Próximo.  Es un territorio, además, que expulsa población hacia otras ciudades marroquíes o hacia Europa. Las generaciones jóvenes se hunden en la desesperanza, acuciadas por el desempleo y la falta de perspectivas económicas.

El movimiento de protesta aparece desvinculado de los partidos políticos, incluso del Partido Autenticidad y Modernidad, que cuenta con importante presencia en la zona. No obstante, el movimiento ha recibido el apoyo de los partidos con más base popular, entre ellos los islamistas (Partido de la Justicia y la Libertad), aunque también han marcado distancias con el movimiento bereber.

Poblado bereber en el Atlas marroquí. Fuente: wikipedia.org

El escritor Saïd El Kadaoui añade otra causa subyacente: los desajustes entre un sistema político que funciona sin partidos fuertes y sin líderes legítimos y una sociedad en ebullición que demanda cambios estructurales y justicia social.

3. El desarrollo inicial de la revuelta.

La difusión de las imágenes de la muerte de Friki desencadenó una serie de manifestaciones y protestas en todo el Rif de forma inmediata.  Las más importantes se produjeron en torno a la ciudad de Alhucemas. Al principio, las manifestaciones fueron pacíficas, pero a partir de febrero de 2017 se produjeron enfrentamientos violentos entre manifestantes y policías. La aparición de la violencia no frenó el movimiento de protesta; estas continuaron produciéndose, convocadas a través de las redes sociales. 

Protestas en Alhucemas. Fuente: politicaexterior.com

La detención, en mayo de 2017, de Nasser Zafzafi, líder carismático del movimiento popular conocido como Hirak, que reclamaba mejoras sociales y económicas para el Rif, reactivó las movilizaciones, extendiéndolas a otras ciudades, incluida Rabat donde la manifestación del 11 de junio congregó a una gran multitud en la que estaban presentes tanto los islamistas como los grupos de izquierda.

Al principio, los manifestantes exigían simplemente la clarificación de las condiciones de la muerte de Friki y el castigo de los culpables. Pero el movimiento ha ido transformando esas reivindicaciones iniciales en demandas sociales, económicas e identitarias que se han politizado progresivamente.  Estas demandas se han encontrado con el vacío político resultado del “bloqueo” levantado por el Palacio contra Abdelilah Benkirane, líder del Partido de la Justicia y del Desarrollo. (PJD), a fin de impedirle dirigir de nuevo el gobierno. El poder no ha dado ninguna respuesta eficaz para solucionar el conflicto, aparte de la represión.

Los dirigentes de la protesta no dudaron en criticar al mismo rey, algo grave en Marruecos y probable causa principal del aumento de la represión sobre ellos y sobre el movimiento en general. El otro elemento que desagradaba a la monarquía es la rememoración de la figura de Abdelkrim y su papel en la fundación de la efímera república rifeña.

4. El análisis del movimiento de protesta.

El movimiento que estructura y dirige las protestas se denomina Hirak y concentra tres tipos de corrientes: sociales, políticas e identitarias. Estas reclamaciones son la base de las acciones populares rifeñas. Pero en la casuística que anima el movimiento, pesa también la memoria histórica de lo acontecido en el Rif en el último siglo, desde la resistencia de Abdelkrim contra el colonialismo hispano-francés hasta la insurrección de 1959, violentamente reprimida por Hasan II.

Otro tema que subyace en el conflicto es el papel de la religión. En Marruecos las mezquitas están bajo el riguroso control del gobierno para evitar la penetración islamista. Pero este no dudó en utilizarlas para estigmatizar el movimiento, acusándolo de engaño y superchería e incluso de acusar a su principal líder, Zefzafi, de delitos de blasfemia. Las precauciones de los islamistas a la hora de apoyar a los rifeños demostraron la autonomía de este movimiento popular de protesta.


Entrada publicada originalmente el 13 de septiembre de 2017


5. Bibliografía.

Anónimo. (2017). El Rif contra el ‘Majzén’. Recuperado 12 de septiembre de 2017, a partir de http://www.politicaexterior.com/articulos/informe-semanal/ispe-1045-31-julio-2017/

Cembrero, I. (2017). Marruecos maniobra con éxito para que Melilla no se solidarice con la revuelta del Rif. Noticias de Mundo. Recuperado a partir de https://www.elconfidencial.com/mundo/2017-07-19/marruecos-maniobra-evitar-solidaridad-melilla-revuelta-rif_1417868/

Mesa, B. (2017, mayo 30). Las venas abiertas del Rif. Recuperado 12 de septiembre de 2017, a partir de http://www.elperiodico.com/es/internacional/20170530/las-venas-abiertas-del-rif-6072401

Monjib, M. (2017). Marruecos. El hirak o la revuelta en el Rif: Tras las huellas de Abd-El-Krim - Resumen Latinoamericano. Recuperado a partir de http://www.resumenlatinoamericano.org/2017/06/19/marruecos-el-hirak-o-la-revuelta-en-el-rif-tras-las-huellas-de-abd-el-krim/

Moussaoui, S. E. K. (2017, junio 9). Lucha pacífica en Alhucemas. Recuperado a partir de https://elpais.com/elpais/2017/06/01/opinion/1496339092_122827.html

Peregil, F. (2017a, febrero 10). La mecha de las protestas se reaviva en el Rif. Recuperado a partir de https://elpais.com/internacional/2017/02/10/actualidad/1486734097_694641.html

Peregil, F. (2017b, junio 4). Las raíces de la rabia en el Rif. Recuperado a partir de https://elpais.com/internacional/2017/06/03/actualidad/1496490768_353090.html

Trillo, M. (2017, junio 18). La violencia llega a la revuelta del Rif. Recuperado a partir de http://www.abc.es/internacional/abci-violencia-llega-revuelta-201706180132_noticia.html

miércoles, 1 de enero de 2025

1968: ¿una revolución frustrada?

Introducción.

En 2018 se celebró el cincuentenario de las revueltas de 1968. Un fenómeno que ha pasado a la historia como una de esas fechas paradigmáticas en las que eventos de extraordinaria importancia confluyen en un mismo tiempo y acaban definiendo una  coyuntura. No estamos hablando de un solo acontecimiento –el mayo parisino–, sino de hechos muy diversos que tienen un elemento en común: significaron una rebelión contra los poderes establecidos y contra la legitimación social y cultural de los mismos.

Resumir en una entrada de blog, por extensa que sea, un año tan complejo es tarea casi imposible. Pero trazar las líneas maestras de los acontecimientos y sus repercusiones ya resulta una posibilidad más viable.

En 1968 se produjeron varios intentos revolucionarios, tanto en el mundo capitalista como en el comunista. En el primero la revuelta de los estudiantes parisinos, los movimientos norteamericanos de protesta y la revuelta mexicana mostraron que las demandas de cambios sociales y políticos eran difícilmente contenibles; en el segundo, la Primavera de Praga abrió serias grietas en el férreo bloque del Pacto de Varsovia.

 

Luis Aragon cede el megáfono a Daniel Coln-Bendit en una manifestación en París. Fuente: https://musicadecomedia.wordpress.com/2015/04/26/mayo-del-68-3-prohibido-prohibir/

En Estados Unidos eclosionaron diversos fenómenos sociales y culturales que marcaron un antes y un después en la historia de la potencia norteamericana: las protestas contra la guerra de Vietnam, el nacimiento de la contracultura y del movimiento hippie, la aparición del Black Power, ... Su conjunción provocó un importante cambio en la sociedad norteamericana que dejó atrás definitivamente el american way of life.

El significado de todos estos fenómenos ha sido interpretado como un desalojo de los viejos moldes políticos, herederos de la postguerra y del contexto de Guerra Fría imperante; como un reconocimiento de las libertades individuales y como un creciente protagonismo de la sociedad civil por encima de las estructuras de representación tradicionales: partidos y sindicatos. La estabilidad de las sociedades surgidas tras la IIª Guerra Mundial comenzaba a romperse. Es verdad que, al finalizar el año, las aspiraciones de cambio no habían logrado sus propósitos, pero las semillas de la transformación ya estaban plantadas.

Pocas veces un deseo de cambio revolucionario surge en el contexto de una etapa de crecimiento económico. La difusión del Estado de Bienestar había mejorado ostensiblemente la vida de las clases trabajadoras y medias. Pero los disturbios denotaban la existencia de un malestar evidente, un mar de fondo que afectaba más a los jóvenes, sobre todo universitarios, y a los intelectuales que a las clases trabajadoras. La ausencia de los trabajadores en las reivindicaciones y protestas impidió que esos movimientos acabaran desembocando en una revolución, pero no pudo evitar la difusión de una efervescencia que modificaría numerosos aspectos ideológicos y sociales en todo el planeta.

La ideología de la revolución.

Estos movimientos no desarrollaron relevantes análisis ideológicos; eran más dados a la acción que a la teorización. Resulta complicado establecer su índole ideológica si queremos ir más allá del calificativo de izquierdas. En su pensamiento confluían ideas de las corrientes más variopintas: anarquismo, trotskismo, maoísmo, … Por ello no pudo generar muchas propuestas ni tampoco un corpus coherente; todo el interés se centró en la acción más que en el diseño posterior de la sociedad deseada, de la que solamente se llegaron a presentar bosquejos.

Tampoco se pretendía llevar a cabo una revolución al modo marxista, con el proletariado a la cabeza de la misma; ahora los protagonistas sería los universitarios, los guerrilleros –de aquí la mitificación del Che Guevara–, los radicales norteamericanos, las mujeres... Ellos serían los nuevos sujetos revolucionarios y no la clase trabajadora, integrada en el sistema gracias al Estado de Bienestar.

Su principal impacto se produjo en el imaginario revolucionario, sobre todo en las sociedades desarrolladas de Occidente. Las acciones estudiantiles en Francia o en Estados Unidos lograron una amplia cobertura de la prensa; su antiautoritarismo y su modo de lucha –trifurcas callejeras, barricadas, sentadas, …– calaron en más sectores sociales.

La imaginación al poder. Pintada en París. Mayo 1968. Fuente: http://www.dos-teorias.net/2011/05/las-paredes-hablan.html

Estos movimientos de protesta se nutrieron del bagaje de la contracultura, al mismo tiempo que la difundían. En general podemos definir este fenómeno como el conjunto de acciones y representaciones que se dirigen contra la cultura dominante establecida. Las principales manifestaciones de la contracultura se dieron en las propuestas de nuevas formas de vida –movimiento hippie– y en la transformación de las propuestas artísticas tradicionales: música, literatura, arte...

Valoración.

La primera valoración asume su fracaso, porque finalmente no lograron transformar el orden social, político y económico imperante. Dicho esto, también hay que aceptar que su aparición y sus actuaciones se convirtieron en fuente de inspiración para los posteriores movimientos de izquierda. Lograron también cuestionar bastantes valores que contribuían a legitimar el sistema: el autoritarismo, las formas sociales aceptadas, la enseñanza, el papel de la mujer, incluso el mismo sistema parlamentario.

Podemos concluir que fue mayor su importancia cultural y mediática que política. Su principal papel fue el impulso que dio a los cambios intelectuales, a las nuevas formas de pensar. Su resultado llenó la agenda de los temas que enarbolaría el progresismo posterior: feminismo, pacifismo, ecologismo, antiimperialismo, libertad sexual, lucha por las libertades civiles, etc.

Protestas feministas en Estados Unidos. Fuente: http://www.copenhagendowntown.com/

No se puede dejar de lado lo que supuso de revalorización de la individualidad, en unos momentos en los que el consumo de masas en el capitalismo y el control estatal en el comunismo tendían inexorablemente a la anulación del individuo en favor de la masa social.

Hay historiadores que piensan que el Mayo del 68 fue más un fenómeno generacional que ideológico o de clase. La causa ya la hemos mencionado: el cambio del sujeto revolucionario, que pasó a la juventud dejando atrás a la clase trabajadora. Por ello, el marxismo ortodoxo no supo comprender lo que ocurría y se mostró suspicaz ante él; fue la Escuela de Frankfurt, y especialmente Herbert Marcuse, la que teorizó y procuró explicar lo que ocurría.

Los principales escenarios.

El movimiento de Mayo del 68 fue un fenómeno que se extendió por múltiples escenarios, a veces muy diferentes unos de otros. En Europa se propagó por más países, aparte de Francia: Alemania, Italia (donde este movimiento de protesta acabó favoreciendo la aparición de grupos terroristas: banda Baader-Meinhof y Brigadas Rojas, respectivamente), incluso en la cerrada España franquista, tuvo repercusiones. También en el bloque comunista; en Praga estalló lo que se conoció como la Primavera de Praga. En el continente americano, Estados Unidos fue otro de los grandes centros de protesta, impulsada, entre otras razones, por la guerra de Vietnam. Pero fue en México donde las protestas tuvieron unas consecuencias más trágicas: la represión de las protestas por parte del Ejército y grupos policiales  ocasionó varias decenas de muertos –matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre –. En Asia, las protestas llegaron hasta Japón.

A). El mayo parisino.

Desde los inicios de la década de los sesenta, las mejoras económicas y sociales de Francia habían permitido que los hijos de los trabajadores y de las clases medias bajas accediesen a la universidad. Por ello, estas instituciones, concebidas para atender y formar a una élite, estaban masificadas, llegando incluso a ser inoperantes. El afán transformador de los nuevos estudiantes y la crítica a unas instituciones diseñadas para otra época impulsaron a los sindicatos estudiantiles a una lucha política. Las demandas de reforma del sistema educativo se convirtieron en demandas de reformar el sistema político.

En la Universidad de Nanterre, próxima a París, fue donde surgió el movimiento de protesta. El 22 de marzo se convocó una gran manifestación contra la guerra de Vietnam, hecho que fue duramente reprimido por el gobierno. Todos los grupúsculos izquierdistas de la universidad iniciaron una campaña de contestación que culminó el 3 de mayo con la ocupación de La Sorbona; los cabecillas fueron detenidos. La mecha estaba prendida. La violencia se desata por el Barrio Latino: se montan las primeras barricadas, se desadoquinan las calles, se queman coches, crece la represión –32 heridos graves y 350 leves–, … El escándalo provocado por la represión de los estudiantes impulsa a los sindicatos obreros a apoyarles. Se toman fábricas, talleres, se secuestra a los directivos, pero las reivindicaciones se reducen a subidas salariales y reducción de horarios de trabajo; el número de huelguistas se cuenta por millones. En el mundo obrero mandaba el PCF y su sindicato, la CGT, que ven con recelo el movimiento.


Hacia el 20 de mayo, el país está prácticamente paralizado; el 24 aparecen las primeras víctimas mortales –un policía y un manifestante–, las manifestaciones no cesan. De Gaulle toma la iniciativa y convoca un referéndum para el 16 de junio. Mientras, Chirac y Pompidou se entrevistan con líderes sindicales y patronales. El 30 de mayo De Gaulle pronuncia un duro discurso y se asegura el apoyo del ejército; el gaullismo se moviliza y los trabajadores van abandonando la protesta y volviendo al trabajo. El gobierno sube los salarios. El 12 de junio se ilegalizan numerosas organizaciones izquierdistas. Las elecciones de finales de junio las ganan los gaullistas, con 56 diputados más que en las anteriores; el miedo y la incertidumbre favorece a la derecha. La protesta se va diluyendo.

Preparando barricadas en el Barrio Latino en el 10 de mayo. Fuente: https://musicadecomedia.wordpress.com/2015/04/26/mayo-del-68-3-prohibido-prohibir/

Los estudiantes parisinos no se rebelaron porque se sintiesen oprimidos. El origen hay que buscarlo en el antiautoritarismo, en la búsqueda de la liberación individual, en una forma de pensar muy influenciada por el anarquismo, aunque recibirán el pronto apoyo de los marxistas heterodoxos del momento –trotskistas, maoístas, …–. Su principal teórico fue Guy Debord.

B). Contracultura y derechos civiles en Estados Unidos. 

La imagen que aún poseemos de lo que ocurrió en Estados unidos este año es engañosa. Lo primero que nos viene a la mente es el movimiento hippie, sus festivales, su música. Pero 1968 fue un año trágico para el país: Martin Luther King y Bobby Kennedy fueron asesinados, la guerra de Vietnam se recrudecía cada vez más, la violencia social y racial era palpable en las calles a diario. 

Grupo de hippies en 1966. Fuentes: http://www.crystalinks.com/hippies.html

El movimiento de oposición a la guerra fue ganando fuerza –la imagen del jefe de la policía del Vietnam del Sur asesinando a sangre fría a un detenido dio la vuelta al mundo; se convirtió en un icono de la brutalidad de esa guerra–, las deserciones se dispararon, las protestas también. 

El problema racial se agravó notablemente, rompiendo su marco tradicional en los estados del sur y extendiéndose por todo el país. Martin Luther King fue asesinado cuando estaba en Menphis apoyando una huelga de los basureros de la ciudad, todos negros. La respuesta violenta de la población negra no tardó en producirse: revueltas, auge de los Panteras Negras –grupo partidario de la acción violenta para defender los derechos de los negros–. 

El general sudvietnamita Nguyem Ngoc asesina a un oficial del Vietcong. Fuente: http://www.wbur.org/hereandnow/2017/03/31/vietnam-war-photos-associated-press
 
Del magma general creado por estos movimientos de protesta fueron desgajándose otros grupos más específicos, más concretados en la defensa de otras particularidades. Uno fue el de los grupos feministas –o de Liberación de la Mujer–; otro el de los chicanos –inmigrantes nacidos en México o de padres mexicanos–, que protestaban por la desigualdad y la explotación a la que estaban sometidos. 


C). La primavera de Praga. 

El 5 de enero de 1968 Alexander Dubcek accede a la secretaría general del Partido Comunista de Checoslovaquia. Poco a poco fue introduciendo cambios políticos y sociales: abolición de la censura, sustitución de Novotnin por un héroe nacional, el general Ludvík Svoboda, anteriormente defenestrado por el estalinismo y también partidario de una política reformista. 

Las actuaciones del gobierno pretendían reformar el comunismo, crear lo que se denominó un "socialismo de rostro humano", es decir compaginar socialismo con democracia y libertad. Su objetivo no fue restaurar el capitalismo, ni romper el status quo internacional abandonando el Pacto de Varsovia. No obstante, la preocupación soviética fue aumentando, sobre todo al observar que la sociedad checoslovaca impulsaba una aceleración del proceso reformista. Aparecía el peligro del contagio a los restantes países socialistas europeos. 

Jovenes checos encima de un tanque soviético en una calle de Praga. Fuente: https://www.martinoticias.com/a/la-kgb-infiltro-espias-en-la-primavera-de-praga/38455.html

El 20 de agosto tropas del Pacto de Varsovia invadieron y ocuparon el país. A pesar de que los incidentes fueron escasos, se produjeron varios centenares de muertos y heridos entre los dos bandos. El fracaso de la experiencia checoslovaca produjo un importante exilio –entre 100.000 y 300.000 personas, sobre todo muchos profesionales cualificados y artistas–. El peso de la Guerra Fría redujo las muestras de descontento por la acción invasora a breves condenas internacionales; no se quería un conflicto por algo que ocurría exclusivamente en el interior de la zona de influencia soviética. 

D). La matanza de la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco). 

Las manifestaciones de descontento social también aparecieron en México, donde cobraron un cariz revolucionario que fue duramente reprimido por el Partido Revolucionario Institucional, que llevaba varias décadas en el poder. 

México se preparaba para el inicio de los Juegos Olímpicos, no para masacres y revueltas sociales. Los estudiantes universitarios, como en París, llevaban tiempo protestando contra el autoritarismo y la corrupción del gobierno. Y este veía, en esas protestas, la mano comunista que cuestionaba su hegemonía política. La intervención policial en el interior de una escuela universitaria el 2 de agosto, soliviantó a estudiantes y profesores por considerarlo un atentado a la autonomía universitaria. Se creó entonces el CNH (Consejo Nacional de Huelga) formado por representantes de numerosas universidades mexicanas. Sus demandas no eran revolucionarias: reforma de algunos artículos del Código Penal, liberación de estudiantes detenidos y disolución de la policía antidisturbios. 

El 27 de agosto se produjo una gran marcha hacia la plaza del Zócalo que culminó con la toma de la catedral. El 13 de septiembre se produce otra marcha que reunió a cientos de miles de personas en una protesta silenciosa. Para contener las manifestaciones el gobierno, dirigido por Gustavo Díaz Ordaz, preparó la Operación Galeana, que desembocaría en la matanza del 2 de octubre. El día 1, los estudiantes convocan a un mitin en la plaza de las Tres Culturas para el día siguiente por la tarde. 

La multitud –inferior a otras concentraciones: unas 15.000 personas, aunque según algunas fuentes, unos pocos estudiantes iban armados con pistolas– que se congregaba en la plaza vio, de repente, cómo el ejército bloqueaba todos los accesos a la plaza y disparaba contra los asistentes. El asalto militar duró varias horas: la plaza se llenó de decenas de cadáveres y de cientos de heridos. 

Tropas del Ejército ocupan la plaza tras la matanza. Fuente: http://www.elsoldenayarit.mx/

Diez días después de la masacre comenzaron los Juegos Olímpicos con normalidad. Apenas si hubo algunas alusiones al hecho, las repercusiones fueron mínimas. Todavía hoy no se sabe a ciencia cierta cuantas víctimas hubo; las últimas investigaciones citan la cifra de unos 250 muertos.

Bibliografía.  

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Brunori, R. (2018). Un socialismo con «rostro humano». MuyHistoria95, 12-17. 

González, B. (2018). La matanza de Tlatelolco. MuyHistoria95, 32-37. 

Martos, J. Á. (2018). EE.UU.: un país en llamas. MuyHistoria95, 26-31. 

Montero, M. (2018). Las revoluciones de 1968. Después ya nada sería igual. MuyHistoria95, 4-11. 

Poniatowska, E. (2015). La noche de Tlatelolco: testimonios de Historia oral. Madrid: Escolar y Mayo. 

Rojo, J. A. (2017, agosto 10). La explosión de reclamos de Mayo del 68. Recuperado a partir de https://elpais.com/elpais/2017/08/09/opinion/1502303649_435141.html 

Sáenz de Miera, A. (s. f.). ¿Qué fue Mayo del 68? Recuperado a partir de http://www.politicaexterior.com/articulos/politica-exterior/que-fue-mayo-del-68/ 

Sahagún, F. (s. f.). MAYO DEL 68. Recuperado a partir de http://www.elmundo.es/especiales/2008/04/internacional/mayo_68/francia.html 

Subirats, J. (2018). Cinquanta anys després. Recuperado a partir de https://cat.elpais.com/cat/2018/01/04/opinion/1515067715_113923.html 

Vicente, Á. (2017). La resaca artística del Mayo del 68. Recuperado a partir de https://elpais.com/cultura/2017/05/05/actualidad/1493985119_892471.html 

 Esta entrada se publico originalmente el 12 de enero de 2018.


viernes, 11 de abril de 2014

El auge de la extrema derecha en Europa

Manifestación de Amanecer Dorado en Grecia. RTVE


1. El contexto histórico.

En los últimos años las noticias sobre el resurgimiento de los grupos de extrema derecha han proliferado en casi toda Europa. Han ganado cotas de poder en las diversas elecciones celebradas, han convocado manifestaciones callejeras, sus líderes han ocupado las portadas, en suma han ido ganando poco a poco una visibilidad de la que antes carecían.
Tras la Segunda Guerra Mundial el extremismo de derechas, vinculado ideológica y políticamente al fascismo italiano o al nazismo alemán cayó en un descrédito significativo cuando no en una larga postergación. La explicación resulta obvia; su derrota en la guerra y la difusión de los aspectos más crueles e inhumanos de su actuación allí donde dominaron revelaron su auténtico rostro. Y daba miedo. Por otra parte, las potencias victoriosas controlaron cualquier tipo de resurgimiento, al menos público, del fascismo político.
Así pues, durante bastante tiempo, la extrema derecha vinculada a presupuestos ideológicos fascistas o nazis, quedó reducida a grupúsculos muy ideologizados pero también muy reducidos. Incluso las dictaduras del sur de Europa -Portugal, España y Grecia- procuraron desprenderse de su parafernalia fascista y de su vinculación originaria con esta ideología para abrazar el anticomunismo como principal seña de identidad, elemento políticamente más correcto en aquella coyuntura. También la fase económica expansiva de los años cincuenta y sesenta en la Europa occidental contribuyó  a la marginalidad de estos movimientos pues redujo notablemente el malestar social, que fue el principal caldo de cultivo del florecimiento de estos movimientos.
No obstante hacia finales de los años ochenta del pasado siglo fue posible observar una reaparición, política y electoral, de estos partidos. El inicio de este proceso lo dio en 1984 el Frente Nacional francés, que obtuvo casi un 11 % de los votos en las elecciones europeas de ese año. Esta tendencia se extendió y consolidó por otros lugares de Europa: Bélgica, países escandinavos, Holanda, Italia, etc.
Por otro lado, en la Europa oriental, dominada por los partidos comunistas y la influencia soviética, las posibilidades del resurgimiento de estos grupos eran nulas.
La situación comenzó a cambiar en los años noventa del siglo pasado. El derrumbe del comunismo favoreció la aparición en los países de la Europa oriental, en un clásico movimiento de péndulo, de grupos que hicieron del nacionalismo su principal bandera, no tardando en dotarlo de rasgos xenófobos y excluyentes; es posible afirmar que el vacío dejado por el comunismo fue reemplazado por el nacionalismo como ideología identitaria de estos grupos. Pronto comenzaron a buscar en los partidos de derechas o claramente fascistas de los años treinta sus referentes históricos. El huevo ya estaba puesto, solamente había que dejarlo crecer.
La crisis económica iniciada en 2008 ha incidido como un factor expansivo al posibilitar el acercamiento del discurso político ultraderechista a nuevos sectores sociales. Algunos historiadores han asimilado este proceso al ocurrido en Europa durante los años 30, cuando, en un contexto económico muy deprimido, aparecieron partidos fascistas en varios países. Es indudable que la actual crisis económica está incidiendo en el importante crecimiento de estos grupos, pero ¿cómo lo hace?:
    La primera consecuencia es la modificación de su discurso político, en el que va ganando fuerza la crítica a la Unión Europea y a sus políticas de austeridad. Se hacen eco, de esta forma, del malestar de muchos ciudadanos agraviados por estas políticas.
    La crisis económica ha deteriorado la confianza de numerosos ciudadanos en la eficacia de los sistemas democráticos para resolver su terrible situación socioeconómica. Desde esta perspectiva la crítica a la democracia liberal no resulta un elemento extraño en el discurso de la extrema derecha.
    La extensión de las dificultades económicas entre amplias capas de la población y la mayor competencia por el acceso al trabajo y a unos servicios públicos cada vez más recortados suscitan rivalidades entre la población autóctona depauperada y la inmigración llegada en los años de bonanza. Esta circunstancia es aprovechada y estimulada por estos movimientos.
A pesar de todo ello debemos afirmar que la crisis económica  tiene una incidencia relativa en este auge. El contexto nacional y la trayectoria histórica de cada país son también elementos de gran influencia para explicar la evolución de estos grupos. La prueba de que la relación entre los efectos de la crisis económica y el resurgimiento de los grupos racistas y fascistas no es mecánica es el ejemplo mismo de España, donde estos grupos no han logrado, por ahora, incrementar significativamente su presencia.

2. El auge de estos movimientos.



EL PAÍS

La aparición e incremento de la fuerza electoral de estos partidos es un fenómeno que se ha extendido por casi toda la geografía europea.
En el ámbito escandinavo, poco castigado por la actual crisis económica, se ha dado un destacado auge de estos movimientos:
·      En Noruega, el Partido del Progreso, llegó a conseguir un 22,9 % de los votos en las elecciones de 2009, con un mensaje centrado en los peligros de una progresiva islamización y en la propuesta de la limitación de la inmigración no europea. En las elecciones de 2013 descendió en votos -16,3 %- pero logró entrar en el gobierno aliado con el Partido Conservador.
·      En Finlandia, la formación Verdaderos Finlandeses se creó en 1995. Su programa  político alude a la eliminación de los subsidios de la política económica de la UE y a la limitación de la inmigración. En las elecciones de 2011 se convirtieron en la tercera fuerza política del país con el  19,05 % de los votos.
·      En Dinamarca, el Partido Popular danés ha aumentado su número de votos desde 1998, habiendo logrado el 13,8 % de los votos en 2007. Se opone a la islamización y a la integración de los inmigrantes; reclama más soberanía propia dentro de la Unión Europea y, en política internacional, apoya incondicionalmente a Estados Unidos e Israel.
Uno de los ejemplos más relevantes del ascenso de estos partidos se ha producido en Francia donde el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, dirigido ahora por su hija Marine Le Pen, ha mantenido un paulatino ascenso electoral plasmado en su reciente éxito en las elecciones municipales de este año. Su tradicional discurso xenófobo ha ido variando al sumársele elementos de crítica al neoliberalismo y a la globalización que han calado en los sectores más castigados por la crisis económica: se calcula que un 30 % de sus votantes procede de la clase trabajadora. Su política reclama el freno a la inmigración, la reimplantación del proteccionismo y el abandono del euro. Se podría calificar de un programa nacionalista que apoya la idea de un resurgir del sentimiento nacional francés en peligro por el sincretismo cultural y la globalización.
La abundancia de ejemplos referidos a este aumento del peso de los partidos populistas o fascistas -Austria (con el FPÖ y el BZÖ), Bélgica (Vlaams Belag), Holanda (Partido de la Libertad), Italia (Liga Norte), Hungría (Jobbik), Grecia (Amanecer Dorado), etc.- queda reflejado en el siguiente mapa.


El aspecto más preocupante es que una parte del mensaje ideológico sustentado por estos grupos ha sido incorporado por los partidos de la derecha tradicional. El nacionalismo, la xenofobia, la crítica al multiculturalismo han sido asumida por políticos como Nicolás Sarkozy, Merkel o David Cameron o el mismo PP español- cuando proponen medidas como la expulsión de los inmigrantes europeos sin trabajo para reducir las ayudas sociales (Alemania), la expulsión masiva de algunas etnias (gitanos rumanos por Sarkozy), el freno total a la inmigración (Cameron), retirada de la cobertura sanitaria a los inmigrantes irregulares (Rajoy), etc. Este mensaje va calando en la opinión pública europea y ganando dosis de respetabilidad en el debate político.
Puede que sea cierta la idea de que en Europa  se está abriendo una fractura política muy significativa entre el nacionalismo y la globalización, entre el proteccionismo y el neoliberalismo, incluso entre unas élites europeístas y unas poblaciones cada vez más desencantadas con una Unión Europea vista como causante de todas sus desgracias económicas. Esa fisura está siendo aprovecha por estos grupos políticos que arrebatan apoyos electorales tanto a las izquierdas como a las derechas tradicionales.

Bibliografía.
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HERNÁNDEZ, Aitor (2012): Limpacte de la crisi sobre lextrema dreta europea. Fundació Catalunya-Europa.



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