Buscar este blog

Mostrando entradas con la etiqueta Crisis económica actual. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Crisis económica actual. Mostrar todas las entradas

miércoles, 6 de enero de 2016

El acaparamiento de tierras a nivel mundial

La compra de tierras cultivables es un fenómeno que ha ido creciendo en los últimos años, afectando ya a más de 80 millones de hectáreas en el planeta. Los principales promotores son grupos empresariales occidentales, árabes o asiáticos y también algunos Estados que pretenden asegurarse la producción de alimentos o de biocombustibles; estas compras suelen significar igualmente un proceso de privatización de este recurso. El proceso es particularmente intenso en África (Fig.1), donde la mayor parte de la tierra está sin escriturar y muchos gobiernos favorecen la venta de tierras, pero también es importante en América Latina, Asia e incluso en algunos países del este de Europa como Rumanía, Rusia o Ucrania.

Fig. 1. Adquisiciones de tierras a gran escala en 2013. Fuente: http://www.landmatrix.org 



El fenómeno se inició como consecuencia de la crisis alimentaria que estalló en 2007-2008, coyuntura en la que los precios de productos como el arroz, el maíz o el trigo se elevaron considerablemente (Fig.2).

Fig.1. Evolución del precio de los alimentos (FAO). Fuente Wikipedia.

Los precios de los productos agrarios no aumentaron por una caída de las producciones sino porque las bajas rentabilidades de las inversiones en las bolsas, a partir de los inicios de la crisis económica de 2007,  impulsaron a los fondos de inversión a buscar valores más “seguros”, como los productos alimentarios y las tierras cultivables. Se trata, por tanto, de un fenómeno que es resultado de un doble proceso: la mundialización o globalización y la crisis iniciada en 2007. Este alza de los precios agrícolas fomentó el deseo de adquirir tierras cultivables.
Es fácil recurrir a la dicotomía entre acaparadores malos y campesinos expropiados buenos, ya que, aunque la afirmación tiene una buena dosis de verdad, el fenómeno es más complejo: un aumento de la población mundial  que se enfrenta a unos recursos limitados, la  pervivencia de agriculturas de subsistencia o con muy bajas rentabilidades que son susceptibles de cambiar, etc. No estamos, por tanto, ante una nueva versión del neocolonialismo económico, al menos de forma exclusiva, sino ante un fenómeno en el que influyen más factores. 
Los procesos de compra suelen ocurrir de la siguiente manera: las empresas firman acuerdos con los respectivos gobiernos, casi siempre a espaldas de las comunidades campesinas que allí viven y trabajan. Al poco tiempo van apareciendo los abusos: promesas de mejoras incumplidas, acaparamiento de más tierras de las previstas, destrucción de los cultivos tradicionales, introducción sin control de pesticidas, etc.
Este fenómeno es favorable para las empresas o gobiernos que invierten en estas tierras ya que además de obtener buenas rentabilidades  afianzan su acceso a recursos estratégicos y a su seguridad alimentaria. Pero, poco a poco, la venta masiva de tierras ha ido encontrando más resistencias: comunidades campesinas, algunos Estados -como Argentina o Brasil-, la FAO, algunas ONG, etc. 
Hemos afirmado antes que estamos ante un fenómeno global, pero ¿cómo se distribuye este hecho? ¿Cuáles son los países donde se han vendido más tierras cultivables? 

País vendedorPorcentaje vendido de sus tierras cultivables
Brasil 11 %
Sudán 10 %
Madagascar  8 %
Filipinas  8 %
Etiopía  8 %
Mozambique  7 %
Indonesia  6 % 

Y ¿cuáles son los principales países compradores?

País compradorPorcentaje del total de las compras mundiales
Estados Unidos 12 %
China 12 %
Emiratos Árabes Unidos (UAE) 12 %
India  8 %
Egipto  6 %
Gran Bretaña  6 %
Corea del Sur  5 %
Sudáfrica  4 %
Arabia Saudí  4 %
Singapur  4 % 

Bibliografía y fuentes:

domingo, 13 de mayo de 2012

Paralelismos históricos

Antón Costas, catedrático de la Universidad de Barcelona, ha escrito en el diario EL PAÍS de hoy un interesante artículo en el que establece algunos paralelismos entre la situación histórica de la década de los años treinta del siglo pasado en Alemania y la actual situación en Europa. Pretende con ello comprender las razones de la obcecación política de Merkel, actual canciller alemana, en las políticas de control del déficit a toda costa.
Cuando los efectos de la Gran Depresión llegan a Alemania a principios de los años treinta, el canciller Heinrich Brüning adoptó una política económica no intervencionista y defendió la austeridad como la mejor política. Esta política fracasó, tuvo de dimitir y la República de Weimar se hundió, facilitando el ascenso de Adolf Hitler. Nada más acceder al poder, Hitler cambió la política económica al optar por el intervencionismo económico del Estado mediante la inversión en obras públicas y el aumento del gasto militar. Las consecuencias de la llegada del nazismo al poder son conocidas por todos.
De la misma manera, la actual política económica dominante en Europa, partidaria del control del déficit a capa y espada, y enemiga de cualquier intervencionismo estatal (leáse políticas keynesianas) para impulsar la economía, está generando la aparición de grupos políticos cada vez más radicalizados, muchos de ellos de índole racista y xenófoba. Otros grupos comienzan a cuestionar la misma existencia de la UE en los actuales términos. Observamos así cómo la crisis económica se está convirtiendo en una crisis política que puede transformar aspectos importantes de la Europa actual.
La Historia, a veces, teje paralelismos extraños pero ello nos debe servir para aprender de los errores cometidos. Podéis leer el interesante artículo en Scribd: La Sob Redo Sis de Austeridad
Fuente: EL PAÍS, 13/05/2012

sábado, 5 de mayo de 2012

Los nuevos protectorados en Europa

Lucas Papademos, primer ministro griego impuesto por la UE y el FMI

El protectorado era una figura jurídico-política propia del derecho internacional a través de la cual los Estados colonialistas del siglo XIX ejercían una tutela sobre otros territorios que, sin embargo, mantenían algunos aspectos de su soberanía nacional. La tutela se ejercía sobre la defensa, las relaciones económicas y el orden público.
Pensábamos que este tipo de administraciones ya había pasado a la historia pero la realidad actual nos está demostrando que ello no es así. Algunos Estados, situados en la desarrollada y civilizada Europa están siendo sometidos a unas tutelas que nada tienen que envidiar a las del colonialismo del XIX. Países como Grecia o Italia han visto como sus gobernantes legítimos han sido sustituidos por tecnócratas elegidos por las actuales instancias de poder en la UE: Alemania, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Los partidos mayoritarios en los respectivos parlamentos han apoyado estos nombramientos.
La consecuencia es que en estos países se aplican las políticas económicas y sociales que dictan los citados poderes, independientemente de los deseos y necesidades de sus ciudadanos, que han dejado de ser sujetos de soberanía para transformarse en meros súbditos. No significa que hayan desaparecido las formas democráticas -mañana hay elecciones en Grecia- pero el poder de los parlamentos se ha reducido a aspectos tangenciales.
Otros países están siendo vigilados de cerca por las autoridades comunitarias y financieras (España, Irlanda, Portugal), también con la aquiscencia de los partidos gobernantes. Todos estos países centran sus esfuerzos en el objetivo que se les ha impuesto: el pago del déficit en unos plazos determinados. Todo lo demás se supedita a ello: sanidad, educación, infraestructuras, pensiones, etc. No importa en bienestar de la población sino que los bancos y fondos financieros cobren. Es la ficción de la democracia; cuando los pueblos no pueden elegir su destino no existe la libertad.
Una parte de Europa se ha convertido en protectorado de la otra. Han resurgido los viejos instrumentos de dominación colonial convenientemente disimulados pero siempre obedientes al capitalismo financiero que es el verdadero centro de poder.
Ante esta situación no es extraño que los extremos políticos, especialmente los fascismos, cobren nuevo auge como se demuestra en la mayoría de las elecciones que se han celebrado en Europa últimamente. La desafección hacia la democracia es un enorme peligro que se cierne sobre Europa.

Sobre el mismo tema se puede leer el siguiente artículo de Ignacio Ramonet, publicado en Le Monde Diplomatique en español del mes de marzo de este año y titulado "Nuevos protectorados"

Nuevos protectorados

lunes, 14 de noviembre de 2011

La crisis económica de 2008: la Gran Recesión

Comprender la crisis económica actual no es tare fácil. Y pocas son aún las publicaciones que han tratado de dar una visión histórica y sintética de la misma. La mayoría de las interpretaciones inciden en el sesgo neoliberal de las respuestas políticas a la crisis y en la constatación de que hay otras políticas posibles. Uno de los estudios más didácticos y completos es el de Navarro, V.; Torres, J. y Garzón, A. (2011) Hay alternativas. Madrid: Ed. Sequitur. Basándonos en esta obra hemos elaborado este mapa conceptual que pretende esquematizar los principales procesos que la causaron.

sábado, 21 de mayo de 2011

El movimiento del 15-M: los indignados.

Hace algo más de un mes publicábamos una entrada comentando el libro Indignaos de Stéphane Hessel y recalcábamos su importancia. Ahora parece que los jóvenes españoles han leído el libro.  El final de la actual campaña electoral ha venido acompañado de la aparición de un movimiento social de protesta que ha alcanzado, en breve tiempo, un elevado nivel de éxito. Ello ha sorprendido a muchos pero lo realmente extraño es que no hubiese surgido antes. Lo que está ocurriendo ahora ya es historia y merece la pena que intentemos analizarlo y comprenderlo.

Fuente: EL PAÍS.

Es difícil aún valorar tal movimiento y más todavía pronosticar su futura evolución. Es demasiado nuevo y ni los catedráticos de sociología se atreven con ello. No obstante se pueden apuntar algunas cosas.
Las causas están en la confluencia de dos crisis: la económica y la desconfianza hacia la clase política.
Las crisis económicas graves y prolongadas tienen, inevitablemente, unas consecuencias sociales que son conocidas. La Gran Depresión de 1929 constituye un paradigma al respecto. Y la actual no le va a la zaga. En el siguiente mapa conceptual intentamos explicar las consecuencias sociales, políticas y económicas que se generan:  la principal es el cierre de empresas que  provoca el aumento del paro y la precariedad laboral. 


Pero la crisis actual aporta una característica distinta de la de 1929; en aquella ocasión se recurrió al keynesianismo (que teorizó la necesidad de la intervención estatal como remedio para la crisis), ahora el Estado hace lo contrario. Amenazado por el capital financiero, hace de la disminución del déficit el centro de su política económica y, por tanto, reduce la inversión pública (se frenan los gastos en obras públicas, se reduce el sueldo a los funcionarios, se congelan las pensiones, se alarga la edad de jubilación, etc.). Esas medidas agravan el estancamiento económico porque reducen la demanda interna y tienen como efecto secundario la elevación del paro.
Así pues a la crisis económica internacional (la Gran Recesión) se le suman los efectos de una política económica que contribuye a frenar la posibilidad de un crecimiento económico.
Las consecuencias son por todos conocidas: tasas de paro del 20 % (casi el 40% entre la juventud) y escasas perspectivas de recuperación; retribuciones salariales a la baja o estancadas con una inflación superior al 2 %; empleos precarios, etc. A ello debemos sumar los recortes propuestos en el Estado de Bienestar -un Estado de Bienestar que es mucho más reducido aquí que en el resto de los quince países más desarrollados de la UE-: sanidad, educación, prestaciones sociales… ven reducirse su presupuesto. Toda esta política, además, aparece ante la opinión pública como una forma de proteger al capital financiero a costa del empeoramiento de las condiciones de vida de numerosos sectores sociales. Ante tal perspectiva ¿por qué nos extrañamos de que los jóvenes protesten?
La segunda cusa es la crisis de confianza en la clase política. Al hablar de clase política nos estamos refiriendo al gobierno pero también al conjunto de todos aquellos que, en los distintos niveles del Estado, participan en las decisiones políticas. Esta crisis tiene su mejor expresión en el desengaño hacia los dos grandes partidos que han asumido las mayores responsabilidades políticas. El acercamiento hacia el centro político de todos ellos hace que parezcan iguales. También ha contribuido a ello el desarme ideológico de la izquierda moderada (socialdemócrata), representada por el PSOE, y la concurrencia de ambos en la plasmación de unas mismas políticas económicas. Llega un momento en que parecen representar lo mismo, con muy ligeros matices. Este hecho perjudica más a la izquierda, siempre más crítica con su voto. Además hay otros hechos que han acrecentado la desconfianza hacia la clase política:
  •       Los abundantes casos de corrupción y el evidente nepotismo de los partidos políticos mayoritarios.
  •       La crítica a un sistema electoral que privilegia el bipartidismo y la representación desproporcionada –en función de su número de votos- de los partidos nacionalistas (Canarias, País Vasco, Cataluña) en las elecciones generales. Si el voto a los partidos mayoritarios sirve para que apliquen las mismas políticas y el voto a los partidos más pequeños se vuelve inútil por el sistema electoral, ¿a quién voto?.
  •       La evidencia de un discurso político vacuo y alejado de los problemas de sectores importantes de la población.
En cualquier caso, no parece haber una crítica a la democracia, sino a determinados vicios de la misma. El discurso del movimiento, hasta cierto punto, es regeneracionista.
Se ha querido asimilar este movimiento social al que originó las revueltas en el mundo árabe y derrocó a los regímenes de Túnez y Egipto (Véase entrada Cinco causas de las revueltas árabes). No son comparables, salvo en tres aspectos:
  •       La relevante incidencia de la crisis económica como factor desencadenante.
  •       Su surgimiento de forma espontánea, sin el impulso inicial de grupos políticos o instituciones. Aunque después sí que se sumen.
  •       La utilización de las redes sociales de Internet como un instrumento de comunicación, de coordinación y de extensión del movimiento.

domingo, 6 de marzo de 2011

Las revueltas en el mundo árabe y Europa

Ya hemos dedicado varias entradas a las revueltas que se están produciendo en el mundo árabe. Se trata de procesos históricos positivos porque pretender implantar regímenes democráticos allá donde antes había dictaduras o autocracias. Pero como ya hemos señalado, estos fenómenos también pueden significar un empeoramiento de la situación económica de Europa . Su proximidad geográfica y su dependencia del petróleo y del gas de esta zona la hace especialmente vulnerable.
Algunos analistas ya han hecho previsiones sobre lo que podría ocurrir en caso de que la inestabilidad de la zona se prolongase más tiempo. Y aunque la historia es el análisis del pasado, también nos puede mostrar aquello que es previsible que ocurra. Es solamente una posibilidad pero la prospectiva debe servirnos para prevenir. Cicerón ya lo sabía cuando escribió aquello de Historia magistra vita est en el siglo I antes de Cristo.
El siguiente mapa conceptual sintetiza varias informaciones para esbozar una prospectiva de la situación.

Las elecciones celebradas durante la Segunda República

El régimen político de la Segunda República española (1931-1939) significó la ruptura con la preponderancia secular del conservadurismo soci...