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sábado, 22 de agosto de 2015

Migraciones: el fortín europeo


 Fuente: BBC Mundo
 
Europa, o mejor la Unión Europea, se asemeja cada vez más a un fortín asediado por multitudes  que pretenden entrar en él. Valga el símil para referirse a los inmigrantes que pretenden arribar a los países del sur  de la Unión; un flujo incesante de personas de toda condición -incluidos niños, mujeres y ancianos- que hacen de su llegada a nuestro continente el objetivo fundamental de su vida. Hasta el punto de perderla, a veces, en el intento.
Empleando una referencia histórica, que no tiene más valor que la imagen que produce, podríamos comparar el fenómeno con el proceso de inclusión primero y de invasión después que llevaron a cabo los pueblos bárbaros en el Imperio romano. Los muros, como el de Adriano en Gran Bretaña, las fronteras fortificadas, como la del Rin,  y la presencia de las legiones, como en el Danubio, se mostraron instrumentos ineficaces ante la enorme fuerza con la que los pueblos bárbaros -sajones, francos, vándalos, visigodos, etc.- presionaban al Imperio. Presionados ellos, a su vez, por los hunos.
Esta comparación nos puede hacer considerar que los impedimentos físicos o militares no logran detener los flujos masivos de población. Es una lección histórica con más ejemplos disponibles. Pueden reducirlos durante un tiempo o desviarlos hacia otras rutas, pero no impedirlos. Muchas personas esperan a las puertas de Europa para entrar en ella, solamente queda por definir la ruta que seguirán.
Europa tiene un grave problema: es un área de desarrollo económico, social y político rodeada de zonas económicamente subdesarrolladas -África negra-, de zonas muy inestables políticamente hablando -todo el norte de África en una secuela inesperada de las “primaveras árabes”-, y de zonas envueltas en el conflicto sin fin que supone el Oriente Próximo. En suma, el Mar Negro y el Mediterráneo, se convierten en  las fronteras entre una vida decente y digna, y la miseria, la violencia, la indignidad e incluso la muerte. No hay que buscar más razones para comprender dos cosas: las causas de estos flujos inmigratorios y que estos no van a cesar, al menos próximamente.
Tres son las rutas a través de las cuales estos refugiados pretenden acercarse a Europa. La del oeste, en estos momentos la menos utilizada, es la del estrecho de Gibraltar; la del sur, la más importante cuantitativamente hablando en la actualidad, que parte de Libia; y la del este que parte de Turquía, Siria y Líbano.

Mapa 1. Fuente: Real Instituto Elcano

La del oeste se localiza en el estrecho de Gibraltar y su final se halla en las costas del sur de la península Ibérica, situándose los puntos de acceso en las costas de Marruecos y Argelia básicamente, con los pivotes de Ceuta y Melilla -que son territorios europeos en el norte de África- como núcleos de interés para estos flujos. Esta ruta recoge principalmente inmigrantes y refugiados de lo que eufemísticamente se llama “África subsahariana”, gentes procedentes en su gran mayoría del África del oeste: Mauritania, Senegal, Mali, Niger, Nigeria, Guinea, etc.  Tradicionalmente también se había utilizado la ruta de las islas Canarias, aunque en la actualidad casi no se usa por el mayor control marítimo y los acuerdos con los países emisores, en especial Senegal.
¿Por qué estos países expulsan población? El mapa nº 2 nos permite comprender la geopolítica del Sahara: conflictos internos que se transforman en guerras civiles -Malí, Niger-, presencia de grupos islamistas fanatizados -Argelia, Nigeria,…-, a lo que hay que sumar la persistente falta de oportunidades económicas para una población en crecimiento, a pesar de que muchos de estos países son ricos en energía y minerales.

Mapa 2. Fuente: Le Monde Diplomatique. Sahara-Sahel:movimientos y rutas.

La ruta del sur tiene su final en las islas del sur de Italia. Esta ruta recoge los movimientos migratorios procedentes en primer lugar de Libia y Túnez, países con graves problemas de inestabilidad política y frecuentes brotes de violencia. En el caso de Libia se puede hablar perfectamente de un estado fallido, asolado por los enfrentamientos entre diversos grupos políticos armados. Esta situación explica  que sea desde su litoral desde donde surge el flujo de embarcaciones que pretenden llegar a las costas italianas. Trayecto que tantas víctimas deja en el mar Mediterráneo.
Los emigrantes que utilizan esta ruta, además de los ya citados, proceden de la región del Sahel, de Sudán, de Etiopía, de Eritrea y de Somalia. Las razones que impulsan estos movimientos son las mismas que hemos citado en la primera ruta: huida de la violencia y de la pobreza casi absoluta.

Mapa 3. Fuente ABC.

 La  ruta del este surge desde las costas de Siria, Líbano y Turquía y tiene en las costas griegas su destino principal. Es la ruta que utilizan los inmigrantes procedentes de Siria, Irak, Afganistán, etc. Sin duda, los flujos que utilizan esta ruta han aumentado vertiginosamente en los últimos años y las razones tampoco son difíciles de explicar: la guerra civil siria, el inacabable conflicto en Irak, la inestabilidad afgana,… son situaciones violentas que inciden principalmente en la población civil, que hace de la huida su única posibilidad de supervivencia. La ola de refugiados provocada por el conflicto sirio alimenta el principal flujo migratorio en este sector (ver mapa 4).

Mapa 4. Fuente: Cruz Roja.

El objetivo primordial de la mayor parte de estos inmigrantes es acceder a la Unión Europea, pero  especialmente a los países del norte: Alemania, países nórdicos, Gran Bretaña, Francia, etc. . Para poder acceder a los países del norte, estas rutas se enfrentan a otros filtros  pues no olvidemos que se trata de inmigrantes indocumentados o en situación ilegal con lo que , a pesar de encontrarse en el espacio Schengen, no pueden atravesar legalmente ninguna frontera. Surgen así “cuellos de botella” como los del paso de Calais (Francia), el muro que ha levantado Hungría para impedir el paso del flujo inmigratorio procedente de los países balcánicos o los problemas actuales en la frontera entre Macedonia y Grecia.
¿Y cómo reacciona Europa ante esta avalancha migratoria? La verdad es que no ofrece una respuesta unívoca y su política, a veces, es incoherente. La primera respuesta en cerrar el fortín: controles, muros, mayor vigilancia. La segunda es aumentar el presupuesto para mejorar la vigilancia. Pero no ha sido capaz de ir más allá; continúan los problemas para la distribución de los inmigrantes y refugiados y tampoco se ha establecido ninguna actuación política o económica para controlar las causas de estos movimientos en los países de origen, ni siquiera para atacar a las mafias que trafican con el dolor humano fomentando el traslado ilegal al territorio europeo.
Ignorar el problema es la peor de las soluciones. Mientras los desequilibrios entre la UE y sus vecinos sean tan abismales y mientras la principal zona de conflictos del planeta esté tan próxima a nuestras fronteras los flujos no se detendrán, por muchos obstáculos que pongamos.



martes, 23 de junio de 2015

¿Hacia una nueva guerra fría en el este de Europa?

El secretario de Defensa norteamericano, Asthon Carter, visita Tallin. Fuente. EL PAÍS

Noticias recientes confirman que EE.UU. va a desplegar en algunos países de Europa del este (ver mapa) unos 250 tanques y más de un millar de vehículos blindados de infantería. La razón para este desplazamiento es la amenaza que algunos de estos estados dicen sentir tras la independencia y la posterior anexión de Crimea por parte de Rusia, así como también por el intervencionismo del gigante ruso en el conflicto del este de Ucrania.

Elaboración propia a partir de Google Earth

Es cierto que la intervención rusa, directa e indirecta, se ha producido en las anteriormente citadas regiones de Ucrania. Pero esta reacción fue una respuesta a los acontecimientos ocurridos en Ucrania y que pueden repasarse en el siguiente eje cronológico:


Pero ahora nos ocupa la trascendencia de este despliegue de tropas. La actuación rusa en Ucrania puede considerarse una respuesta a los cambios de gobierno en Kiev -y es curioso como la UE y EE UU, tan poco proclives a reconocer experiencias revolucionarias en otros lugares, se apresuraron a legitimar lo que había sido un derrocamiento ilegal en toda regla-. Lo que Rusia estaba haciendo era marcar su hinterland irrenunciable: el Cáucaso, Ucrania y Bielorrusia. Zonas todas ellas con abundante población de origen ruso.
Ya estuvo clara esta política durante el conflicto de Georgia, cuyo gobierno también pretendió entrar en la UE y en la OTAN con el beneplácito americano, provocando un conflicto civil, en el que intervino Rusia, y durante el cual se escindieron algunas regiones georgianas.
La UE no ha mantenido una posición clara con Rusia y no tiene una política muy definida sobre este país, importante suministrador de energía a Europa, oscilando entre los intentos de acercamiento y el alejamiento crítico. Un planteamiento competitivo por la hegemonía de esos territorios no puede sino desembocar en un conflicto. Su principal objetivo debería ser estabilizar las fronteras orientales de la UE y para ello es fundamental el actor ruso.
La política de escalada bélica, ante una amenaza que no existe y cuya invocación responde más a criterios de política interior de estos países, no puede ser la solución a los problemas de esta región. La intervención norteamericana, aunque sea bajo el paraguas de la OTAN, se debe interpretar como una advertencia a Rusia; cosa que no parece necesaria en estos momentos.
La respuesta a la pregunta que da el título a la entrada es claramente que no. La Guerra Fría fue un conflicto delimitado temporalmente y cuyas causas ya han desparecido. Se trata de un conflicto de otro tipo, aunque tenga  los mismo protagonistas: dos actores (Rusia y EEUU) y un escenario (Europa).

miércoles, 20 de agosto de 2014

El contexto del largo plazo histórico en los inicios de la Primera Guerra Mundial

El siguiente mapa conceptual pretende situar los principales elementos que explican el contexto histórico mundial en los años inmediatamente anteriores a 1914, fecha del desencadenamiento del conflicto. No se trata de establecer las causas de la guerra sino comprender cuáles eran las fuerzas y tendencias que impulsaban las acciones de los actores históricos.



jueves, 7 de agosto de 2014

Prisioneros en la Iª Guerra Mundial

Prisioneros alemanes en un campo francés. Reuters.

Se amontonan las informaciones de todo tipo sobre la Iª Guerra Mundial. Libros, revistas, webs, blogs, etc., nos están aportando una gran cantidad de materiales y análisis sobre este conflicto que marcó el inicio del siglo XX.
En este contexto es de interés la publicación, via web, que ha realizado el Comité Internacional de la Cruz Roja en la que podemos hallar información sobre los prisioneros que pasaron por cualquier campo de prisioneros durante todo el tiempo que duró el conflicto. Se trata de unos 400.000 documentos y cinco millones de fichas; la documentación aporta datos sobre la nacionalidad de los detenidos, edad, estado civil, ejército al que pertenecían, etc., y está digitalizada, pudiéndose consultar en esta dirección http://grandeguerre.icrc.org/fr

Fuente: http://grandguerre.icrc.org/fr

Una muestra más del valor de la digitalización de los archivos históricos ya que así se facilita enormemete el trabajo de investigación pero también el de la docencia de la Historia.

domingo, 25 de mayo de 2014

La literatura y la Primera Guerra Mundial


La conmemoración este año del centenario del inicio de la Iª Guerra Mundial ha hecho proliferar la publicación de numerosos ensayos historiográficos sobre el conflicto. De algunos de ellos hemos hablado en otras entradas. Pero hoy, el suplemento cultural de EL PAÍS, Babelia, ha publicado un listado  de 16 obras literarias que hacen una referencia explícita a esta guerra. Las obras escogidas se presentan con un pequeño comentario que nos deja entrever el argumento y su vinculación con los diversos aspectos del conflicto. Una muestra más de las relaciones entre literatura e historia. Un ejemplo de cómo la literatura puede convertirse, con un procedimiento adecuado, en una fuente valiosa de información histórica.


Fuente: http://www.unapicaenflandes.es/imagenes/IGM/259_1_gr.jpg

Portada de la obra de Vicente Blasco Ibáñez


16 libros imprescindibles para entender la I Guerra Mundial | Babelia | EL PAÍS by jomros

miércoles, 30 de abril de 2014

Las fuentes del poder

A veces surgen acontecimientos que dejan entrever la existencia de poderes capaces de manejar los hilos de actitudes y decisiones políticas que no pueden comprenderse en su totalidad sin una referencia a estas formas de gobernanza. 
Actualmente el poder es global y los estados van perdiendo soberanía y capacidades de decisión. Estados Unidos sigue siendo el único estado capaz de proyectar su poder en cualquier parte del mundo, aunque su unilateralismo ha desapararecido. Necesita, para actuar, la colaboración y el apoyo de otros estados, dando paso a la aparición de poderes regionales que basan su actuación en su fuerza política, militar o económica. 
Todo esto por lo que se refiere al poder de los Estados. Pero existe también otras fuentes de poder no menos relevantes: nos referimos al poder económico y financiero, que ejerce una actuación global y que manifiesta normalmente unos intereses comunes independientemente de su origen geográfico; y también a los poderes supranacionales, capaces de influir y modificar la acción de los Estados. 
El conjunto de estas fuentes de poder se halla imbricado y existe un mínimo común que pone de acuerdo a todos ellos, o al menos a la mayoría, en las grandes cuestiones mundiales. El “orden” resultante puede ser puesto en cuestión -primaveras árabes (el caso sirio), el conflicto en Ucrania, los problemas territoriales en el Pacífico,…- pero ello no constituye una amenaza insalvable para su mantenimiento. Y ¿cuáles serían los fundamentos de ese orden?, pues básicamente dos: la defensa de los intereses del capitalismo -entendido como conjunto de intereses financiero-empresariales- y el mantenimiento de una geopolítica que no cuestiones el dominio occidental. 
El siguiente mapa conceptual pretende colocar las piezas para la comprensión de los poderes que actualmente rigen los destinos de nuestro planeta.





Bibliografía.

Mann, Michael (1997) Las fuentes del poder social. Alianza, Madrid.
Fernández Ros, J.M.; Ramírez, G. y Salcedo, J. (2008) Historia del mundo contemporáneo. Santillana, Madrid
Ontiveros, E. y Guillén, M. F. (2012) Una nueva época. Los grandes retos del siglo XXI. Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, Barcelona.
Gresh, A. (dir) (2010) Atlas geopolítico. Le Monde Diplomatique en español, Valencia.
Gresh, A. (dir) (2006) L'Atlas. Le Monde diplomatique, París.


viernes, 11 de abril de 2014

El auge de la extrema derecha en Europa

Manifestación de Amanecer Dorado en Grecia. RTVE


1. El contexto histórico.

En los últimos años las noticias sobre el resurgimiento de los grupos de extrema derecha han proliferado en casi toda Europa. Han ganado cotas de poder en las diversas elecciones celebradas, han convocado manifestaciones callejeras, sus líderes han ocupado las portadas, en suma han ido ganando poco a poco una visibilidad de la que antes carecían.
Tras la Segunda Guerra Mundial el extremismo de derechas, vinculado ideológica y políticamente al fascismo italiano o al nazismo alemán cayó en un descrédito significativo cuando no en una larga postergación. La explicación resulta obvia; su derrota en la guerra y la difusión de los aspectos más crueles e inhumanos de su actuación allí donde dominaron revelaron su auténtico rostro. Y daba miedo. Por otra parte, las potencias victoriosas controlaron cualquier tipo de resurgimiento, al menos público, del fascismo político.
Así pues, durante bastante tiempo, la extrema derecha vinculada a presupuestos ideológicos fascistas o nazis, quedó reducida a grupúsculos muy ideologizados pero también muy reducidos. Incluso las dictaduras del sur de Europa -Portugal, España y Grecia- procuraron desprenderse de su parafernalia fascista y de su vinculación originaria con esta ideología para abrazar el anticomunismo como principal seña de identidad, elemento políticamente más correcto en aquella coyuntura. También la fase económica expansiva de los años cincuenta y sesenta en la Europa occidental contribuyó  a la marginalidad de estos movimientos pues redujo notablemente el malestar social, que fue el principal caldo de cultivo del florecimiento de estos movimientos.
No obstante hacia finales de los años ochenta del pasado siglo fue posible observar una reaparición, política y electoral, de estos partidos. El inicio de este proceso lo dio en 1984 el Frente Nacional francés, que obtuvo casi un 11 % de los votos en las elecciones europeas de ese año. Esta tendencia se extendió y consolidó por otros lugares de Europa: Bélgica, países escandinavos, Holanda, Italia, etc.
Por otro lado, en la Europa oriental, dominada por los partidos comunistas y la influencia soviética, las posibilidades del resurgimiento de estos grupos eran nulas.
La situación comenzó a cambiar en los años noventa del siglo pasado. El derrumbe del comunismo favoreció la aparición en los países de la Europa oriental, en un clásico movimiento de péndulo, de grupos que hicieron del nacionalismo su principal bandera, no tardando en dotarlo de rasgos xenófobos y excluyentes; es posible afirmar que el vacío dejado por el comunismo fue reemplazado por el nacionalismo como ideología identitaria de estos grupos. Pronto comenzaron a buscar en los partidos de derechas o claramente fascistas de los años treinta sus referentes históricos. El huevo ya estaba puesto, solamente había que dejarlo crecer.
La crisis económica iniciada en 2008 ha incidido como un factor expansivo al posibilitar el acercamiento del discurso político ultraderechista a nuevos sectores sociales. Algunos historiadores han asimilado este proceso al ocurrido en Europa durante los años 30, cuando, en un contexto económico muy deprimido, aparecieron partidos fascistas en varios países. Es indudable que la actual crisis económica está incidiendo en el importante crecimiento de estos grupos, pero ¿cómo lo hace?:
    La primera consecuencia es la modificación de su discurso político, en el que va ganando fuerza la crítica a la Unión Europea y a sus políticas de austeridad. Se hacen eco, de esta forma, del malestar de muchos ciudadanos agraviados por estas políticas.
    La crisis económica ha deteriorado la confianza de numerosos ciudadanos en la eficacia de los sistemas democráticos para resolver su terrible situación socioeconómica. Desde esta perspectiva la crítica a la democracia liberal no resulta un elemento extraño en el discurso de la extrema derecha.
    La extensión de las dificultades económicas entre amplias capas de la población y la mayor competencia por el acceso al trabajo y a unos servicios públicos cada vez más recortados suscitan rivalidades entre la población autóctona depauperada y la inmigración llegada en los años de bonanza. Esta circunstancia es aprovechada y estimulada por estos movimientos.
A pesar de todo ello debemos afirmar que la crisis económica  tiene una incidencia relativa en este auge. El contexto nacional y la trayectoria histórica de cada país son también elementos de gran influencia para explicar la evolución de estos grupos. La prueba de que la relación entre los efectos de la crisis económica y el resurgimiento de los grupos racistas y fascistas no es mecánica es el ejemplo mismo de España, donde estos grupos no han logrado, por ahora, incrementar significativamente su presencia.

2. El auge de estos movimientos.



EL PAÍS

La aparición e incremento de la fuerza electoral de estos partidos es un fenómeno que se ha extendido por casi toda la geografía europea.
En el ámbito escandinavo, poco castigado por la actual crisis económica, se ha dado un destacado auge de estos movimientos:
·      En Noruega, el Partido del Progreso, llegó a conseguir un 22,9 % de los votos en las elecciones de 2009, con un mensaje centrado en los peligros de una progresiva islamización y en la propuesta de la limitación de la inmigración no europea. En las elecciones de 2013 descendió en votos -16,3 %- pero logró entrar en el gobierno aliado con el Partido Conservador.
·      En Finlandia, la formación Verdaderos Finlandeses se creó en 1995. Su programa  político alude a la eliminación de los subsidios de la política económica de la UE y a la limitación de la inmigración. En las elecciones de 2011 se convirtieron en la tercera fuerza política del país con el  19,05 % de los votos.
·      En Dinamarca, el Partido Popular danés ha aumentado su número de votos desde 1998, habiendo logrado el 13,8 % de los votos en 2007. Se opone a la islamización y a la integración de los inmigrantes; reclama más soberanía propia dentro de la Unión Europea y, en política internacional, apoya incondicionalmente a Estados Unidos e Israel.
Uno de los ejemplos más relevantes del ascenso de estos partidos se ha producido en Francia donde el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, dirigido ahora por su hija Marine Le Pen, ha mantenido un paulatino ascenso electoral plasmado en su reciente éxito en las elecciones municipales de este año. Su tradicional discurso xenófobo ha ido variando al sumársele elementos de crítica al neoliberalismo y a la globalización que han calado en los sectores más castigados por la crisis económica: se calcula que un 30 % de sus votantes procede de la clase trabajadora. Su política reclama el freno a la inmigración, la reimplantación del proteccionismo y el abandono del euro. Se podría calificar de un programa nacionalista que apoya la idea de un resurgir del sentimiento nacional francés en peligro por el sincretismo cultural y la globalización.
La abundancia de ejemplos referidos a este aumento del peso de los partidos populistas o fascistas -Austria (con el FPÖ y el BZÖ), Bélgica (Vlaams Belag), Holanda (Partido de la Libertad), Italia (Liga Norte), Hungría (Jobbik), Grecia (Amanecer Dorado), etc.- queda reflejado en el siguiente mapa.


El aspecto más preocupante es que una parte del mensaje ideológico sustentado por estos grupos ha sido incorporado por los partidos de la derecha tradicional. El nacionalismo, la xenofobia, la crítica al multiculturalismo han sido asumida por políticos como Nicolás Sarkozy, Merkel o David Cameron o el mismo PP español- cuando proponen medidas como la expulsión de los inmigrantes europeos sin trabajo para reducir las ayudas sociales (Alemania), la expulsión masiva de algunas etnias (gitanos rumanos por Sarkozy), el freno total a la inmigración (Cameron), retirada de la cobertura sanitaria a los inmigrantes irregulares (Rajoy), etc. Este mensaje va calando en la opinión pública europea y ganando dosis de respetabilidad en el debate político.
Puede que sea cierta la idea de que en Europa  se está abriendo una fractura política muy significativa entre el nacionalismo y la globalización, entre el proteccionismo y el neoliberalismo, incluso entre unas élites europeístas y unas poblaciones cada vez más desencantadas con una Unión Europea vista como causante de todas sus desgracias económicas. Esa fisura está siendo aprovecha por estos grupos políticos que arrebatan apoyos electorales tanto a las izquierdas como a las derechas tradicionales.

Bibliografía.
SIMÓ, Patricio (2013): El auge de la extrema derecha. EL PAÍS, 18/10/2013.
CASALS, Xavier (2013): El éxito electoral neonazi en Eslovaquia: la protesta contra los gitanos, Blog de Xavier Casals. Consultado en https://xaviercasals.wordpress.com/tag/neofascismo/
CASALS, Xavier (2011): La extrema derecha europea: una tendencia creciente. Observatori del Conflicte Social. Yearbook 2011.
CASALS, Xavier (2001): Una nova extrema dreta. Papers de la Fundació Rafael Campalans, nº 126.
ANÓNIMO (2011): El auge de la extrema derecha en Europa, en el ojo del huracán. Libertad Digital. Consultado en:  http://www.libertaddigital.com/mundo/2011-07-30/el-auge-de-la-extrema-derecha-en-europa-en-el-ojo-del-huracan-1276431160/
MARTÍNEZ DE RITUERTO, R. (2011): La ultraderecha amenaza Europa. EL PAÍS. 25/07/2011
HERNÁNDEZ, Aitor (2012): Limpacte de la crisi sobre lextrema dreta europea. Fundació Catalunya-Europa.



Las elecciones celebradas durante la Segunda República

El régimen político de la Segunda República española (1931-1939) significó la ruptura con la preponderancia secular del conservadurismo soci...