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miércoles, 20 de agosto de 2025

Las elecciones celebradas durante la Segunda República

El régimen político de la Segunda República española (1931-1939) significó la ruptura con la preponderancia secular del conservadurismo social y político en la historia contemporánea de España. Las instituciones que representaban esa dominación —partidos tradicionales (conservadores o liberales), la monarquía, la Iglesia y el Ejército—, sometidas a un desprestigio creciente desde principios del siglo XX, se vieron momentáneamente desplazadas del poder que habían ostentado hasta entonces.desplazadas del poder que habían ostentado hasta entonces. Por esa misma razón, las fuerzas representativas de la izquierda y de la burguesía progresista contemplaron con alborozo el gran cambio político iniciado en 1931. Surgía un régimen político nuevo, un sistema que abría las puertas a la democracia, a la participación de todos los ciudadanos y ciudadanas en la política, a la representación popular en las instituciones a través de elecciones desprovistas ya del sufragio restringido. La Segunda República emergió, tras el agotamiento del régimen de la Restauración y la crisis de la Monarquía, como un proyecto de modernización, con sus errores, pero también con sus relevantes logros.

Proclamación de la Segunda República en la plaza de San Jaime de Barcelona el 14 de abril de 1931. Fuente: Wikipedia. Proclamación de la Segunda República

El mapa de las principales fuerzas políticas en la naciente República sufrió un cambio respecto a la etapa anterior. La crisis de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) había provocado, desde 1926, un auge del republicanismo, corriente política muy poco representativa hasta entonces. A esta nueva presencia republicana se sumaba el socialismo, representado por el PSOE, y las resilientes fuerzas nacionalistas en Cataluña y el País Vasco. Por su parte, los partidos de la derecha tradicional, sumidos en el desprestigio, estaban muy desorganizados y mantenían poca capacidad de movilización.

Elecciones municipales de 12 de abril de 1931.

Tras la dictadura de Primo de Rivera, dos breves gobiernos nombrados por el rey y dirigidos por militares  –los del general Berenguer y del almirante Aznar–  intentaron reconstruir el sistema político de la constitución de 1876, pero su fracaso impulsó al almirante Aznar, que presidía el gobierno desde febrero de 1931, a convocar unas elecciones municipales para el 12 de abril de ese año. La victoria republicana en casi todas las capitales de provincia y en las grandes ciudades provocó la proclamación de la República el 14 de abril de 1931.

Las elecciones municipales de 1931 convertidas en plebiscito. Fuente: https://pongamosquehablodemadrid.com/2014/04/12/elecciones-municipales-del-12-de-abril-de-1931/

El contexto político hizo que estas elecciones tuviesen una transcendencia que propasaba los límites municipales, puesto que lo que estaba en juego era la misma monarquía. La conjunción de fuerzas republicanas y socialistas procuraron convertir esta jornada electoral en un referéndum entre Monarquía y República. Se eligieron unos 80.000 concejales y, aunque las candidaturas monárquicas lograron obtener una ligera mayoría, la victoria de la conjunción republicano-socialista en casi todas las capitales provinciales y en las ciudades grandes —Vigo, Santiago de Compostela, Sabadell, Hospitalet de Llobregat, Linares, Algeciras, Elche, Gijón, Sagunto, Alcira, Cartagena, etc.— indicaba el descrédito de la monarquía. Conocidos los resultados, muchos municipios proclamaron la República por su cuenta. Paralelamente, el rey Alfonso XIII se exilió a Roma, aunque no abdicó de sus poderes.

Resultados electorales de las elecciones municipales de abril de 1931

Coalición o tendencia políticaConcejalesAlcaldes de capitales de provincia
Monárquicos40.324                10
Republicanos y socialistas36.282                37
Esquerra Republicana3.219                  3
Lliga Regionalista de Catalunya1.014 
Nacionalistas Vascos267 
Comunistas67 
Independientes1.207 

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_municipales_de_Espa%C3%B1a_de_1931

Elecciones generales a Cortes Constituyentes de 28 de junio de 1931.

Las consecuencias políticas de las elecciones municipales de abril condujeron a la formación de un gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora, ex monárquico y conservador, pero figura puente con el republicanismo más moderado. El objetivo de este gobierno fue la convocatoria de unas elecciones a Cortes Constituyentes, no obstante ser este su principal objetivo promulgó algunos decretos relevantes sobre la reforma militar y las relaciones laborales.

El decreto de la convocatoria de elecciones modificó algunos aspectos de la Ley electoral de 1907:

  • Se creó una única cámara en vez de las dos existentes en el parlamento monárquico.
  • Se rebajó la edad mínima para votar, de 25 a 23 años.
  • Aunque se mantuvo el sufragio masculino, se posibilitó que las mujeres pudieran ser candidatas.
  • Se dispuso la circunscripción provincial, con algunas excepciones, y con listas abiertas.

Estas disposiciones favorecían a los grandes partidos o coaliciones, circunstancia que ayudaba a la creación de grandes alianzas electorales, aspecto que aprovechó mejor la izquierda.  

Diputados de las Cortes Constituyentes de 1931. Fuente: Centro Documental de la Memoria HIstórica. Ministerio de Cultura. https://www.cultura.gob.es/cultura/areas/archivos/mc/archivos/cdmh/exposiciones-y-actividades/echa-un-vistazo/constitucion-1931.html

La campaña electoral pilló a la derecha desorganizada y dividida, con algunos de sus líderes huidos al extranjero. Por esta razón, en parte, y porque socialistas y republicanos conformaron una coalición, su victoria electoral fue contundente.

Resultados electorales de las elecciones del 28 de junio de 1931
Alianzas y partidosDiputados
Conjunción Republicano-Socialista (PSOE, Partido Republicano Radical, Partido Republicano Radical Socialista, Esquerra Republicana de Catalunya, Acción Republicana, Derecha Liberal Republicana, Partido Republicano Democrático Federal, Federación Republicana Gallega, Agrupación al Servicio de la República)422 diputados
Regionalistas y Nacionalistas de Centro y de Derecha (Partido Nacionalista Vasco, Independientes Galleguistas, Lliga Regionalista de Catalunya, Partit Catalanista Republicà, etc.)21 diputados
Derechas (Agrarios, Acción Nacional)20 diputados
Derecha Monárquica (Comunión Tradicionalista, Católicos Agrarios, Unión Monárquica Partido Católico Tradicionalista, Monárquico Liberal)10 diputados

Mientras que el país era dirigido por un gobierno provisional presidido primero por Niceto Alcalá-Zamora, hasta el 14 de octubre, y después por Manuel Azaña, las Cortes se centraron en la redacción y aprobación de una nueva constitución, que fue promulgada el 9 de diciembre de 1931. Tras su aprobación, las Cortes no se disolvieron y Niceto Alcalá-Zamora volvió al cargo de presidente de la República proponiendo a Azaña para presidente del nuevo gobierno. Este presentó su nuevo gobierno el 15 de diciembre de 1931, formado por republicanos de izquierda —Acción Republicana, el partido de Azaña, el Partido Republicano Radical Socialista (PRRS), la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA) y  Esquerra Republicana de Cataluña— y el PSOE.

Elecciones generales de 19 de noviembre de 1933

El 19 de noviembre de 1933 se celebró la primera vuelta de las segundas elecciones generales para Cortes. En estas elecciones las mujeres pudieron ejercer su derecho al voto por primera vez en España. Los resultados dieron la victoria a los partidos de centroderecha y de derecha, iniciándose el llamado segundo bienio entre 1933 y 1936.

Las elecciones se celebraron a doble vuelta, la primera el 19 de noviembre y la segunda el 3 de diciembre. La legislación que amparaba su realización era nueva, pues su referencia era la Ley Electoral aprobada el 27 de julio de 1933. Dicha ley introdujo algunos cambios importantes:

  • Elevación al 40 % de los sufragios requeridos para que una candidatura triunfara en la primera vuelta. Si ninguna candidatura lo hacía, en la segunda solamente podrían participar quienes hubiese alcanzado un mínimo del 8 % de los votos.
  • Se permitió cambiar la composición de las candidaturas entre la primera y la segunda vuelta.
  • Se mantuvo el sistema electoral mayoritario de listas abiertas que premiaba a las candidaturas que obtenían más votos.

Esta vez las derechas no republicanas formaron una coalición electoral con el nombre de Unión de Derechas y Agrarios —CEDA, Partido Agrario, los monárquicos de Renovación Española, los carlistas de Comunión Tradicionalista, además de otros pequeños grupos e independientes—. Su programa se basó en tres puntos: revisión de la Constitución de 1931, abolición de la Reforma Agraria de 1932 y aprobación de una amnistía para los condenados por el intento de golpe de Estado del general Sanjurjo.

El Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux se presentó como una opción de centro con el apoyo de otros pequeños partidos republicanos de centroderecha —Partido Republicano Liberal Demócrata de Melquiades Álvarez y Partido Republicano Progresista de Niceto Alcalá-Zamora—.

Por otra parte, los republicanos de izquierda y los socialistas se presentaron por separado. En el PSOE se impuso la tesis de Largo Caballero de romper las relaciones con los republicanos, en contra de la posición contraria mantenida por Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos.

Los anarquistas de la CNT emprendieron una campaña a favor de la abstención, salpicada de llamadas a la insurrección si ganaban las derechas.

Los resultados, sobre un total de 473 escaños, fueron estos.

PartidoEscaños% escaños
Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA)11524,3
Partido Republicano Radical (PRR)10221,1
Partido Socialista Obrero Español (PSOE)5912,5
Partido Agrario Español (PAE)306,3
Lliga Catalana245,1
Comunión Tradicionalista (CT)204,2
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)173,6
Partido Republicano Conservador (PRC)173,6
Renovación Española143,0
Independientes de derechas132,7

La representación gráfica de estos resultados es la siguiente:

Significado de la letenda: Derecha, azul oscuro; Centro-derecha, azul claro; Centro, verde; Izquierda, rojo. Fuente: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Archivo:Spanish_general_election_map,_1933.svg

Se puede observar un claro predominio de las derechas en todo el territorio, con la única excepción notable de Cataluña y algunas islas electorales de la izquierda y del centro en zonas litorales y en Madrid.

Estos datos mostraron un cambio relevante con respecto a los de las elecciones de 1931. Si bien ninguna fuerza política logró una mayoría suficiente para gobernar en solitario, el resultado de la CEDA, una derecha católica que no había declarado su lealtad a la República, y de otros partidos de derecha o de centroderecha abrió las posibilidades de que estos grupos pudiesen formar gobierno.

Por otra parte, la derrota de la izquierda republicana y de los socialistas, alejaba la posibilidad de un gobierno progresista. Varios historiadores inciden en que la principal causa de la derrota de las fuerzas progresistas fue que estas se presentaron desunidas, al contrario que las fuerzas de la derecha, que lograron la victoria.

En este contexto, Alcalá Zamora pidió a Alejandro Lerroux, líder del Partido Republicano Radical, la segunda fuerza más votada, que formara un gobierno puramente republicano, sin republicanos de izquierda ni la CEDA. Pero Lerroux tenía en mente una alianza parlamentaria con la CEDA que sostuviese un gobierno de su partido.

Elecciones generales de 16 de febrero de 1936.

La sucesión de escándalos del Partido Republicano Radical acabó desgastando profundamente a su gobierno. Los intentos de Gil Robles (CEDA) por acceder al gobierno fueron bloqueados por Alcalá Zamora; ante la imposibilidad de que ningún partido pudiese gobernar sin el apoyo de ninguno de los dos partidos más votados, Alcalá Zamora firmó la disolución de las Cortes y la celebración de unas nuevas elecciones.

Esta vez las dinámicas preelectorales fueron conformándose de manera distinta a 1933. Manuel Azaña e Indalecio Prieto propusieron la conveniencia de formar una coalición electoral similar a la que había gobernado el primer bienio. Finalmente, la propuesta contó con el beneplácito de ala radical del PSOE (Largo Caballero) y con el del PCE. Al pacto se unieron otras fuerzas como el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) o el Partido Sindicalista. Se formará, así, la coalición del Frente Popular.

La derecha no se presentó tan unida. La CEDA formó pactos electorales con diversas fuerzas de menor entidad, según la provincia: monárquicos, radicales, republicanos conservadores, fascistas. El partido Radical, desacreditado, se presentó solo a las elecciones.

La normativa electoral se regía por un sistema mayoritario que obligaba a celebrar una segunda vuelta si ningún candidato alcanzaba el 40 % de los votos. En esta segunda vuelta solamente participaban los candidatos que más votos habían obtenido y bastaba la mayoría simple para ganar. La norma electoral fijaba también la provincia como circunscripción electoral, aunque las ciudades con más de 150.000 habitantes (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Bilbao, Málaga y Murcia) constituían su propia circunscripción. Las ciudades de Ceuta y Melilla obtenían un escaño cada una. Estas reglas creaban un congreso de 473 escaños.

Portada del periódico La Voz. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/La_Voz_(1920-1936)

El sistema electoral de listas abiertas en vigor durante la Segunda República permitía a cada elector repartir sus votos entre candidatos de todas las tendencias políticas. Por ello, si bien se conocen con exactitud los votos obtenidos por cada candidato individualmente, es difícil cuantificar el apoyo popular recibido por cada partido o coalición. No obstante, se han realizado cálculos que tratan de estimar cuántos electorales votaron “a las izquierdas”, “a las derechas” o “al centro”.

Las elecciones tuvieron lugar el 16 de febrero de 1936, siendo presidente de gobierno Portela Valladares

Posición ideológicaPartidoDiputados% Escaños
                    Frente Popular (izquierda)PSOE9920,9
Izquierda Republicana8718,4
Unión Republicana377,8
Esquerra Republicana Cataluña214,4
Partido Comunista España173,6
Acció Catalana Republicana51,1
Unió Socialista de Catalunya40,8
Partido Galeguista30,6
P. Republicano Democrático Federal20,4
Unió de Rabassaires20,4
P. Nacionalista Republicà d’Esquerra20,4
Partido Sindicalista10,2
Partido Obrero de Unificación Marxista10,2
Partit Català Proletari10,2
Esquerra Valenciana10,2
Republicanos independientes20,4
Posición ideológica  PartidoDiputados finales% Escaños
  Grupo PNVPartido Nacionalista Vasco81,7
Socialcristiano vasco10,2
        Republicanos de centroP. de Centro Nacional Republicano173,6
Partido Republicano Radical51,1
Partido Republicano Progresista61,3
Partido Republicano Conservador30,6
Partido Republicano Liberal Demócrata20,4
Republicano independiente40,8
Posición ideológicaPartidoDiputados finales% Escaños
        DerechaConfederación Española Derechas Autónomas8818,6
Bloque Nacional (Renovación Española)122,5
Lliga Catalana122,5
Partido Agrario Español102,1
Comunión Tradicionalista91,9
Monárquicos independientes20,4
Partido Nacionalista Español10,2
Partido Regionalista Mallorca10,2
Católico10,2
Independientes de derecha40,8

Fuente de los datos: https://www.historiaelectoral.com/e1936.html

La participación fue del 76% del censo –o del 72,9 % según otros historiadores–. En cualquier caso, fueron las elecciones que registraron la participación más alta de las tres que tuvieron lugar durante la Segunda República, lo que se atribuyó al fracaso del abstencionismo propugnado por los anarquistas y a la polarización política. Podemos observar la distribución geográfica de los resultados en el siguiente mapa.

Resultados electorales de las elecciones generales de febrero de 1936. Fuente: Real Academia de la Historia. https://historia-hispanica.rah.es/hechos/1369739-1936-16-ii

En los años 70 del siglo pasado el historiador Javier Tusell realizó un estudio sobre los resultados de estas elecciones de 1936 y mostró que se produjo un reparto muy equilibrado de votos con una leve ventaja de las izquierdas (4,65 millones, 47,1%) sobre las derechas (4,50 millones, 45.6%), mientras que el centro político quedó muy reducido (0,5 millones, 5,3%).

A pesar de la politización del debate sobre la limpieza de las elecciones y del cuestionamiento del gobierno surgido de ellas, existe un amplio consenso entre los historiadores sobre la validez del resultado de las mismas, a pesar de que la campaña electoral se desarrolló entre una fuerte tensión social y política, con mucha agresividad verbal y algunos casos de violencia política tanto por parte de la izquierda como de la derecha. No obstante, algún estudio reciente ha incidido, desde una óptica revisionista de los consensos señalados, en el cuestionamiento de los resultados. Sin embargo, la mayor parte de las respuestas dadas a esta interpretación inciden en que las corruptelas que pudieron producirse no tuvieron entidad para cuestionar la totalidad del proceso, y se debieron más al clientelismo y al caciquismo imperantes en algunos ámbitos que a una política planificada de fraude electoral.

Bibliografía.

Álvarez M. y Villa, R. (2017). 1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular. Madrid, Espasa.

Casanova, J. (2007). República y guerra civil. Barcelona, Crítica/Marcial Pons.

Elecciones generales de España de 1936. (28 de julio de 2025). En Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_generales_de_Espa%C3%B1a_de_1936

Elecciones municipales de España de 1931. (18 de agosto de 2025). En Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_municipales_de_Espa%C3%B1a_de_1931

González, E.; Sánchez, F. (2018). Revisando el revisionismo. A propósito del libro 1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular. Historia Contemporánea, 58.

Moradiellos, E. (2017). Las elecciones generales de febrero de 1936: una reconsideración historiográfica. Revista de Libros.

Sánchez Pérez, Francisco (2023). El Germinal español. Las elecciones que trajeron la Segunda República. Madrid, Akal.

Tusell, J. (1971). Las elecciones del Frente Popular. Madrid, Edicusa.

Villa, Roberto (2011). La República en las urnas. Madrid, Marcial Pons.

lunes, 23 de diciembre de 2024

Feminismo y sufragismo en España: el derecho de las mujeres a votar.

La demanda del derecho al voto femenino aparece vinculada desde sus orígenes al pensamiento y a la acción de grupos de mujeres que tomaron conciencia de la injusta situación a las que las sometía una estructura social patriarcal que las ninguneaba. La consecución de derechos sociales, legales y económicos fue un largo proceso que llegó a su cima ya bien entrado el siglo XX en las sociedades occidentales. Estas batallas, no obstante, no han logrado aún la victoria final, quedan muchos flancos que atender, pero también es innegable que los progresos han sido muchos.

Manifestación feminista en Gran Bretaña solicitando reformas educativas. Fuente: https://coeducando.wordpress.com/tag/sufragismo/

1. Apuntes sobre los orígenes del movimiento feminista.

El feminismo, entendido como movimiento social y teoría política, promueve la igualdad de los derechos para la mujer. Encuentra su precedente en el pensamiento de la Ilustración del siglo XVIII. La Revolución Francesa de 1789 permitió que las peticiones de las mujeres llegaran a las instituciones políticas revolucionarias; personalidades como Condorcet o Olympe de Gouges escriben sobre ello, esta última en su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, publicado en 1791 realiza un alegato claro en favor del reconocimiento para las mujeres de los mismos derechos que para los hombres. Un fenómeno marginal, sin duda, circunscrito a los ambientes cultos, pero un primer paso teórico.


La influencia de estos textos no tardó en llegar a Gran Bretaña, pero los primeros movimientos feministas aún tardarían un siglo en cuajar, vinculados al liberalismo o al socialismo político. En todos los lugares, y lo mismo ocurrirá algo después en España, las reclamaciones feministas se dirigían a obtener mejoras educativas y legislativas sobre los derechos económicos y laborales, hablándose poco del derecho al sufragio. En 1866 John Stuart Mill presentó la primera moción en el Parlamento británico en favor del voto femenino, peticiones que se repetirían años después con resultado negativo. A pesar de estos reveses políticos, el sufragismo fue ganando base social y en 1897 se creó la Unión Nacional de Sociedades por el Sufragio de las Mujeres. Así pues, fue en Gran Bretaña y. casi paralelamente, en Estados Unidos, donde con más intensidad surgieron los movimientos feministas y las demandas sufragistas.

Manifestación sufragista en Estados Unidos (1912). Fuente: https://www.contactomagazine.com/articulos/elvotodelamujer1008.htm#.XL7eNZP7RBw

En muchos casos, el feminismo y el sufragismo no constituyeron movimientos autónomos, sino que se vincularon a partidos políticos y sindicatos de todas las ideologías. A finales del siglo XIX y ya en el siglo XX, numerosos países comenzaron a conceder el derecho de voto a las mujeres:

                                                             PAÍS                                                                                               AÑO
                Nueva Zelanda1893
                Australia1902
                Finlandia1906
                Noruega1913
                Dinamarca1915
                Gran Bretaña1917
                Unión Soviética1917
                Estados Unidos1920
                España1931
                Brasil1935
                Uruguay1938
                Francia1946
                Argentina1947
                México1953

2. El feminismo en España hasta la Segunda República.

El feminismo histórico debe contemplarse como un movimiento social plural y diverso que presenta características propias relacionadas con el contexto español de cada momento histórico y con la experiencia de mujeres muy diversas. Hay que comprender también el fenómeno del feminismo histórico como un proceso social de renegociación del contrato social de género y no solamente como un movimiento que persiga el enfrentamiento con el sistema patriarcal. Las demandas feministas fueron débiles, minoritarias  y muy moderadas durante el siglo XIX.

Hasta el Sexenio Democrático (1868-1874), el sufragio censitario que establecían las diversas constituciones liberales garantizaba el monopolio de la política a una minoría que nunca superó el 4 % de la población. Durante la Restauración el sistema se abrió algo más, pero dejó fuera a todas las fuerzas que cuestionaban el sistema político. Los niveles de fraude y corrupción política facilitaron el distanciamiento de muchos sectores sociales de la participación política, como por ejemplo los anarquistas. En este contexto, el feminismo no se planteaba reivindicaciones políticas, por eso mismo no prosperó el surgimiento de un feminismo de signo político liberal, como sí había ocurrido en Gran Bretaña o Estados Unidos. Sin embargo, el feminismo español emprendió otros caminos, actuando en los espacios en los que la presencia femenina era habitual, vinculándose, ya más tarde, en las postrimerías del siglo, a partidos o movimientos políticos de otras ideologías –anarquismo, Lliga Regionalista Catalana– o a personalidades aisladas –Emilia Pardo Bazán.

A principios del siglo XX se pone de relieve la variedad de modalidades del feminismo. Así, por ejemplo, el feminismo catalán se vertebra en torno a un discurso patriótico vinculado a Solidaridad Catalana. Acepta la política como patrimonio masculino y entiende el sufragio como algo propio de los hombres. Subrayan, eso sí, el papel de la mujer en la conformación de una identidad cultural catalana, por ello sus reclamaciones se dirigen a pedir un papel para la mujer en el mundo cultural y educativo. No obstante, a pesar de su carácter conservador, el feminismo catalán promovió los derechos sociales y culturales de las mujeres.

Parecida fue la postura de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), creada en 1918,  al adoptar un discurso nacionalista español en el que la mujer desempeña el papel de inculcadora, junto a la escuela, de los principios nacionales para lo que debe contar con todos los medios necesarios. Aunque pretendiese alejarse de los radicalismos políticos y mantenerse en el centro político, su programa tiene un cariz conservador. Poco antes, en 1912, se había creado en Madrid la Agrupación Femenina Socialista, vinculada al PSOE.

El surgimiento de estas asociaciones debe interpretarse como un síntoma de cambio social y de un intento de revisión del sistema patriarcal, que estaba muy enraizado. Y si bien sus demandas políticas y sufragistas tardarán en aparecer, su interés por la educación femenina y las reformas sociales eran una clara manifestación de lo dicho. A partir de los años veinte, el feminismo español incorpora las demandas políticas. El programa de la ANME planteó demandas relevantes: reforma del Código Civil, abolición de la prostitución, derecho a desempeñar profesiones liberales, igualdad salarial, ... La asociación no contó nunca con el apoyo de ningún partido político, hecho que pudo influir en que se convirtiese en partido político en 1934 con el nombre de Acción Política Feminista Independiente, perdurando como tal hasta 1936.

La promoción de la enseñanza femenina fue una de las prioridades de los movimientos feministas. Fuente: http://amberesrevista.com/la-mujer-y-el-voto-en-espana/

A finales de los años veinte y principios de los treinta los cambios políticos que estaban ocurriendo en el país impulsaron un feminismo político de índole liberal que demandaba el sufragismo, basado en el principio de la igualdad de hombre y mujeres. Mujeres como Clara Campoamor, Margarita Nelken o Victoria Kent asumieron este planteamiento. No obstante hay que señalar que incluso en los momentos del debate sufragista en las Cortes, el sufragismo era un movimiento muy reducido en la sociedad española, aunque contara con figuras tan excepcionales como las ya citadas.

Victoria Kent. Fuente: Victoria-Kent-wikimedia-commons


3. El logro del derecho al voto de la mujer en la IIª República.

La IIª República representó una ocasión única para realizar las propuestas democráticas que venían esbozando personalidades y grupos feministas. Importantes voces feministas participaron en la vida política republicana si bien a través de los distintos partidos: María Martínez y Matilde Huici con el PSOE; Elisa Soriano y Clara Campoamor con el Partido Radical Socialista; Carmen de Burgos con Izquierda Republicana, etc.

El primer paso para favorecer la inclusión de la mujer en la política con los mismos derechos que los hombres fue el Decreto del 8 de mayo de 1931 que declaraba elegibles a las mujeres en las próximas elecciones a Cortes constituyentes que se celebrarían el 28 de junio. En ellas fueron elegidas dos diputadas –Clara Campoamor (Partido Radical Socialista) y Victoria Kent (Izquierda Republicana) sobre un total de 465 diputados.

Clara Campoamor fue elegida ponente de la comisión constitucional encargada de elaborar una nueva Constitución y participó activamente en la elaboración de los artículos referidos a los derechos de la mujer. Así, el artículo 34 del proyecto establecía la equiparación de derechos electorales a todos los ciudadanos independientemente de su sexo siempre y cuando fueran mayores de 23 años.

Curiosamente, los diputados de derechas, que seguían viendo el papel de la mujer exclusivamente en el marco familiar, creyeron que el voto femenino pordría ser una oportunidad de variar los resultados electorales, ya que pensaban que las mujeres estaban muy influidas por la Iglesia y que votarían en mayor medida a las formaciones conservadoras. Paradójicamente, los grupos republicanos y de izquierdas pensaban lo mismo del voto femenino. Y si bien es cierto que esos pronósticos parecieron cumplirse en las elecciones de 1933, no lo hicieron en las de 1936 lo que demuestra que los resultados dependían más de las respectivas alianzas entre partidos que del sentido del voto femenino.



La dura batalla dada por Clara Campoamor, incluso contra Victoria Kent, partidaria de aplazar el derecho de voto femenino, logró que se aprobase el artículo referido al voto femenino con 161 votos a favor y 121 en contra. A favor votaron el PSOE –con alguna excepción–, la derecha y pequeños grupos republicanos –catalanes, progresistas… En contra se expresaron Acción Republicana, el Partido Socialista Radical –al que pertenecía Campoamor– y el Partido Radical. De este modo la Constitución del 1931 recogió, por primera vez en España, el derecho al voto femenino. Un logro breve puesto que tras la victoria de las fuerzas franquistas en la Guerra Civil (1936-1939) la mujer pasó de nuevo a un segundo plano social, político y económico, sometida además a los designios totalitarios del nacional-catolicismo.


Bibliografía.

De Vega, E. (1992). La mujer en la historia. Madrid: Anaya.

Domenech, A. (1985). El voto femenino. Cuadernos Historia 16, 163.

Durán, P. (2007). El voto femenino en España. Asamblea de Madrid.

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Nash, M. (2005). El aprendizaje del feminismo histórico en España. Documento de la
Web: http://www. nodo50. org/mujeresred/historia-MaryNash1. html/Yahoo. es
. Recuperado a partir de http://www.xateba.es/images/PDF/Recursos/historiamary.pdf

Publicado inicialmente el 23 de abril de 2019

Las elecciones celebradas durante la Segunda República

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