Buscar este blog

viernes, 6 de junio de 2025

La sociedad del Antiguo Régimen

La sociedad del Antiguo Régimen

Concepto y origen.

Antiguo Régimen es una expresión que comenzó a utilizarse durante la Revolución francesa para referirse a la forma de gobierno y a la organización social imperantes antes de 1789. Aunque será Alexis de Tocqueville, ya en el siglo XIX, quien acabe definiéndola en su obra El Antiguo Régimen y la Revolución. La historiografía más reciente ha ampliado el análisis de la expresión hablando de la existencia de varios ”Antiguos Regímenes”: el demográfico, el económico, el cultural, el social, etc. Explicar la totalidad del Antiguo Régimen requeriría un espacio que no tenemos por lo que vamos a detenernos solamente en uno de sus aspectos fundamentales:  la organización social

Normalmente, la cronología del Antiguo Régimen se establece entre los siglos XVI y finales del XVIII o principios del XIX, ya que existen pequeñas diferencias según la evolución histórica de cada país.poñ0

Para muchos historiadores, este modelo socio-económico es una continuidad del régimen feudal. De hecho, sus fundamentos teóricos se constituyeron durante la Edad Media sobre las bases del pensamiento caballeresco, que justificaba el papel social de cada grupo, y de algunos postulados del cristianismo, es especial la concepción de que la sociedad era un todo orgánico inspirado en lo divino y en el que cada estamento tenía una relación simbiótica con los demás al realizar una función específica —rezar, combatir, trabajar— que beneficiaba al resto.

No obstante, también resulta obvio que la sociedad feudal fue evolucionando a lo largo de los siglos y que aparecieron nuevas características que la transformaron: el ascenso económico y político de la burguesía, la creciente diferenciación económica en el llamado estado llano o la injerencia del poder real en el estamento nobiliario. El campesinado —la absoluta mayoría de la población— seguía soportando la preeminencia de los derechos feudales y de la opresión fiscal, sin apenas diferencias con lo que había ocurrido en el mundo feudal.

En la sociedad del Antiguo Régimen, los individuos obtenían su posición social en función de la comunidad en la que nacían; su nacimiento determinaba también sus derechos y obligaciones jurídicas. Cada comunidad —que también puede denominarse orden, estamento, cuerpo o estado— tenía su estatus, sus deberes y sus privilegios que la identifican y la distinguen de las demás. Se trata, por tanto, de una organización que se fundamenta en la comunidad y no en el individuo, que está subordinado a su grupo de referencia, sea este la familia, el oficio, la ciudad o el pueblo, el señorío o la Iglesia.

Campesinos trillando el trigo. Grabado de Olivier Perrin. Fuente: https://cotesdarmor.fr/actualites/la-vie-paysanne-sous-l-ancien-regime

En el mundo feudal, la sociedad aparecía definida por dos grandes contraposiciones:

  • Lo seglar y lo eclesiástico
  • Lo nobiliario y lo popular.

Según Domínguez Ortiz, del entrecruzamiento de estos conceptos surgió el conocido esquema tripartito:

  • Un grupo conformado en función de criterios religiosos. Es el clero, poseedor de privilegios (Oratores)
  • Otro grupo conformado basándose en criterios político-sociales. Es la nobleza, también poseedora de privilegios (Bellatores)
  • Y otro definido por la exclusión y formado por quienes no pertenecían a ninguno de los anteriores. Este grupo ha recibido diversos nombres: tercer estado, estado general, pueblo llano (Laboratores)

Cada uno de estos grupos se denominó estamento, por ello se habla de sociedad estamental. Dicha división consagraba la impermeabilidad de cada grupo y, sobre todo, la diferenciación entre privilegiado o no.

Las personas nacían predestinadas a ser nobles o plebeyos y poco o nada podían hacer para variar esa situación. No obstante, en el caso de los eclesiásticos, este rasgo se rompía, pues no se accedía por nacimiento o herencia; fue el único estamento abierto a todos, al menos en teoría. Sin embargo, el dinero podía superar obstáculos legales y promover la movilidad social, incluso el acceso a la nobleza —a algunos de sus escalones al menos—. No obstante, la jerarquización social no se basaba, al menos nominalmente, en el poder económico, sino en el reconocimiento proporcionado por el resto de la sociedad a través del honor y la dignidad, expresados mediante el privilegio.

El estamento eclesiástico.

El clero era uno de los estamentos privilegiados. Disponía de sus propias instituciones y tribunales. Su financiación se basaba en el impuesto del diezmo —décima parte de la cosecha que se aplicaba a algunas producciones: cereales, vino, aceite, ganado, etc.—. Pero su mayor fuente de ingresos era las rentas que les proporcionaba la propiedad de las tierras. En el caso español también fueron importantes las rentas obtenidas de inversiones financieras en deuda pública o de sus numerosas propiedades urbanas.

Entre los privilegios legales que ostentaban estaban la exacción del servicio militar, así como de determinados impuestos.

Sus funciones no se limitaban al ejercicio del culto y, por tanto, a la intermediación entre las personas y Dios, sino que también estaban encargados de celebrar las festividades religiosas y proporcionar educación tanto en escuelas de pueblo como en universidades. Además, se encargaban de la asistencia social y sanitaria mediante la construcción y mantenimiento de orfanatos, hospitales, etc.

El clero se podía dividir en dos grupos:

  • El clero regular, formado por monjes y monjas y otros miembros de las órdenes religiosas que vivían en comunidad de acuerdo con una regla y hacían votos de castidad, pobreza y obediencia.
  • El clero secular, que incluía al resto de los miembros de la Iglesia (sacerdotes, vicarios, obispos, etc.) y no estaban sujetos a ninguna regla.

Pero el clero también se jerarquizaba en función de su poder político y, sobre todo, económico. A partir de esta diferenciación se puede establecer otra división:

  • Alto clero (obispos, abades, cardenales, arzobispos, etc.) que controlaban enormes riquezas y, en ocasiones, ocupaban altos cargos políticos. Eran también señores que disponían de grandes feudos.
  • Bajo clero. Formado por la mayoría de los sacerdotes, frailes, monjes y monjas. Vivían de forma modesta, incluso en la pobreza, y eran el grupo eclesiástico más cercano al pueblo llano.

La nobleza y la aristocracia.

Este estamento había ido perdiendo poder político conforme la monarquía absoluta abarcaba todos los poderes y cedía la administración del Estado a profesionales (abogados, diplomáticos, escribanos, …). Conservaba, no obstante, la dirección de los ejércitos y los cargos militares. Al igual que el clero, disponía de numerosos privilegios —tribunales propios, exacción de impuestos, …—, aunque existían numerosas diferencias internas, pues el grado de riqueza determinaba la posición social, aunque nunca perdían sus privilegios.

La aristocracia era el grupo nobiliario que poseía más poder. Estaba conformada por las grandes familias nobiliarias, ricas y poderosas a las que se les reservaban los altos cargos de la Administración y del ejército. Pero dentro de la nobleza existían también hidalgos sin tierras o caballeros que actuaban prácticamente como mercenarios. Los nombres de los distintos niveles nobiliarios varían según el país, pero es posible establecer la siguiente jerarquía: duque, marqués, conde, vizconde, barón e hidalgo (equivalente a infanzón o caballero).

A partir de mediados del siglo XVIII, buena parte de la nobleza comienza a perder parte de sus prerrogativas políticas y administrativas, que son asumidas directamente por la monarquía, pero también su preeminencia económica ante el enriquecimiento de la burguesía comercial. Por otra parte, los reyes aumentaron el número de nobles a través de su política de venta de títulos nobiliarios, hecho que devaluó su prestigio social.


El tercer estado o el pueblo llano.

El tercer estado o estado llano agrupa a todas aquellas personas que no se incluyen en el estamento eclesiástico o en el nobiliario. En prácticamente todas las sociedades europeas representaba más del 90 % de la población y sus rasgos socioeconómicos eran muy diversos, aunque todos tenían en común la carencia de privilegios jurídicos y económicos. Vamos a desglosar a los principales grupos sociales que lo componían.

La burguesía.

La burguesía era un grupo muy amplio y heterogéneo, pues incluía a propietarios de talleres artesanales, comerciantes, banqueros, funcionarios y profesionales (médicos, abogados, artistas, …). Su papel político era muy reducido —solamente podía acceder a ciertos cargos municipales en las ciudades—, excepto en algunos países como las Provincias Unidas, Suiza y parcialmente en Inglaterra, donde alcanzó niveles de poder elevados. Un caso singular es el de la Francia absolutista ya que la monarquía se apoyó en la burguesía para desarrollar la administración estatal en detrimento de la nobleza. Sus rasgos diferenciadores eran la riqueza y el hecho de no estar sometidos a ninguna servidumbre personal.

Jean J. de Boissieu (1767). Escena de interior. Museo del Louvre. Fuente: https://chemindepapier.blogspot.com/p/la-france-economique-et-sociale-au.html

Su papel económico era fundamental y proporcionaba al Estado abundantes rentas a través de los impuestos. Por ello, a partir del siglo XVIII, comenzó a demandar una mayor participación tanto en cargos políticos como eclesiásticos. Otra vía que siguió la burguesía como medio de ascenso social fue el de los matrimonios con una nobleza empobrecida.

Otros grupos urbanos.

En las ciudades vivía un amplio número de personas que tenían una posición socioeconómica inferior a la burguesía. Nos referimos a los aprendices y oficiales de los gremios, criados, empleados de las tiendas, etc. El grupo social más bajo lo formaban los pobres que no tenían trabajo y vivían de la caridad, así como los marginados sociales, dedicados a la mendicidad, la delincuencia o la prostitución.

Bartolomé E. Murillo (1645-1650). Joven mendigo. Museo del Louvre. Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Joven_mendigo

El campesinado.

Constituía la mayor parte de la población. También se puede dividir en al menos en dos subcategorías, pues su posición social podía variar notablemente. Así, algunos campesinos trabajaban las tierras de la nobleza como arrendatarios, mientras que otros eran siervos, es decir estaban sujetos a su señor y no podían abandonar la tierra libremente. Finalmente, existía un pequeño grupo de campesinos propietarios.

El nivel de vida de la mayoría siempre rozaba la mera subsistencia y sus posibilidades de mejora social eran nulas. Vivían del autoconsumo, lo que les quedaba después de pagar al señor y los diversos impuestos a la Iglesia y al Rey. Por esta razón no fueron infrecuentes las revueltas campesinas en toda Europa, especialmente en Francia.

Hermanos Le Nain (1642) . Familia campesina en un interior. Museo del Louvre. Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/7c/Famille_de_paysans_dans_un_interieur.jpg

La crisis de la sociedad estamental.

La sociedad de órdenes se desestabilizó por los cambios sociales y económicos que se desarrollaron a lo largo del siglo XVIII. La paulatina implantación del capitalismo y de sus nuevas relaciones sociales hicieron aparecer elementos que trastocaron el modelo feudal:

  • La desvaloración del papel social y político de la nobleza tradicional a causa del aumento de la autoridad real por un lado y del crecimiento del poder económico de la burguesía por otro.
  • El desprestigio de la justificación religiosa del modelo social, sacudida por la Reforma y la Contrarreforma.
  • La disminución del paper de la tierra como fuente de riqueza y poder, sustituida por las relaciones comerciales y por las nuevas manufacturas.

Bibliografía.

Domínguez Ortiz, A. (1973). Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen. Istmo: Madrid

Fernández de Pinedo, E., Gil Novales, A. y Dérozier, A. (1980) Centralismo, Ilustración y agonía del Antiguo Régimen. Labor: Barcelona.

Larousse Encyclopédie (s. f.) Ancien Régime. Recuperado de : https://www.larousse.fr/encyclopedie/divers/Ancien_R%C3%A9gime/105343

Lycée Ruffié. Tensions, mutations et crispations de la société d’ordres (XVIIe- XVIII siècles). Recuperado de: https://histgeorufppinquie.weebly.com/tensionsmutations-et-crispations-de-la-socieacuteteacute-dordres-xviie–xviiie.html

Wikipédia. L’encyclopédie libre. Société d’Ancien Régime. Recuperado de : https://fr.wikipedia.org/wiki/Soci%C3%A9t%C3%A9_d%27Ancien_R%C3%A9gime

La Segunda Revolución Industrial

La Segunda Revolución Industrial

Introducción.

La historia de la economía capitalista contemporánea se ha caracterizado por la aparición de períodos en los que se produjeron cambios profundos en algunos factores —innovación tecnológica, crecimiento, cambio de sectores punteros, …— que acabaron provocando una aceleración económica. Estas etapas, que han acontecido desde el siglo XVIII, han sido calificadas como revoluciones industriales, no tanto por la rapidez con que han ocurrido dichos cambios como por la relevancia de estos. Los historiadores hablan de cuatro revoluciones entre 1765 y los inicios del siglo XXI. Nosotros vamos a analizar la segunda.

Etapas de aceleración económica desde el siglo XIX. Fuente: https://economipedia.com/definiciones/second-industrial-revolution.html

La Segunda Revolución Industrial representó un periodo de cambios radicales que se extendió entre 1870 y 1914. Esta etapa se caracterizó por un crecimiento económico acelerado y una expansión significativa de la industrialización.

Las características fundamentales de la etapa pueden resumirse de la siguiente manera: innovaciones tecnológicas disruptivas, cambios organizativos en las empresas y los mercados, la aparición de la primera globalización, la introducción de nuevas fuentes de energía —como el gas, el petróleo y la electricidad—, además del desarrollo de nuevos materiales, como el acero, y avances significativos en los sistemas de transporte y comunicación.

También se ha calificado a esta etapa como la «primera globalización». El término «primera globalización» subraya la creciente interconexión económica que fomentaron los avances en los transportes y las comunicaciones, que impusieron una mayor integración a nivel mundial. No obstante, la mayor competencia en el mercado mundial y la pérdida de la supremacía industrial británica por la expansión de nuevas potencias industriales —Japón, Alemania, Estados Unidos— generó una lucha por la conquista de los mercados coloniales: fenómeno conocido como imperialismo. Así pues, globalización e imperialismo fueron unidos en esta etapa.

Expansión imperialista durante el período 1870-1914. Fuente: https://www.oerproject.com/OER-Materials/OER-Media/HTML-Articles/Origins/Unit7/Industrial-Imperialism-the-New-Imperialism/930L

Mientras que la Primera Revolución Industrial se basó fundamentalmente en el carbón, la energía de vapor, el hierro y la industria textil, la Segunda se caracterizó por el impulso de la electricidad, el acero, los ferrocarriles y el petróleo. La transformación de las industrias punteras y las nuevas fuentes de energía más la enorme ampliación de los mercados gracias al imperialismo delinean claramente la Segunda Revolución Industrial como una nueva etapa de expansión económica.

Los avances tecnológicos

Uno de los cambios fundamentales que definieron la Segunda Revolución Industrial fue el desarrollo y la adopción de nuevas fuentes de energía: la electricidad y el petróleo. La electricidad encontró aplicaciones tanto en la producción industrial como en el alumbrado público y residencial, lo que revolucionó la vida cotidiana. Paralelamente, el descubrimiento y la explotación masiva del petróleo impulsaron el desarrollo de la industria petroquímica y fomentaron el uso de combustibles fósiles en la maquinaria industrial y el transporte. El surgimiento de estas dos fuentes de energía representó una desviación significativa de la dependencia del carbón que había caracterizado la Primera Revolución Industrial.

Otro pilar tecnológico de la Segunda Revolución Industrial fue el avance en la producción y el uso del acero. La introducción de nuevos métodos de producción, como el proceso Bessemer, permitió la fabricación de acero de manera más rápida y eficiente, lo que resultó crucial para la construcción y la fabricación de maquinaria. El acero se convirtió en el metal estrella de la época, reemplazando al hierro debido a su menor costo y mayor versatilidad. Además del acero, se descubrieron y utilizaron nuevos materiales como el aluminio, el zinc, el níquel, el manganeso y el cromo. La invención del cemento Portland también fue significativa porque permitió construir edificos más grandes y acelerar la urbanización. La disponibilidad generalizada de acero asequible y de alta calidad fue una piedra angular de la Segunda Revolución Industrial.

El proceso Bassemer. Fuente: https://dozr.com/blog/bessemer-process

La explotación del petróleo condujo a la obtención de gasolina, un combustible esencial para el funcionamiento de los motores de combustión interna, lo que hizo posible la invención del automóvil y el avión. Así, Karl Benz desarrolló el primer automóvil propulsado por gasolina en 1886, y Henry Ford lo perfeccionó mediante la producción en masa.  La invención del avión se produjo algo más tarde, a principios del siglo XX.

El desarrollo de las telecomunicaciones también fue fundamental. El telégrafo, aunque inventado tiempo atrás, se extendió ampliamente, facilitando la comunicación a larga distancia. El teléfono fue patentado por Alexander Graham Bell en 1876, expandiéndose con rapidez. La verificación de la existencia de ondas electromagnéticas por Heinrich Hertz permitió la invención del telégrafo inalámbrico y el desarrollo de la radio por Marconi a principios del siglo XX. Estos avances en las telecomunicaciones redujeron drásticamente los tiempos y  la velocidad de la comunicación, factor que desempeñó un papel crucial en la creciente interconexión del mundo.

Más allá de las grandes industrias, en este periodo se produjo una multitud de inventos que impactaron significativamente sobre la vida cotidiana, el entretenimiento y otros sectores. Estas innovaciones contribuyeron a una mayor productividad, a crear nuevas formas de ocio y a una mejora general en la calidad de vida para muchas personas. Entre estos inventos podemos citar: la bombilla eléctrica (1879), que revolucionó la vida urbana y permitió extender las horas de trabajo, el fonógrafo (1877) hizo posible la grabación y reproducción de sonido, el cinematógrafo (1895) marcó el inicio de la industria del cine, la dinamita (1867) y el TNT se desarrollaron como explosivos potentes, la bicicleta (1880), la máquina de escribir (1867), etc.

Telégrafo en los inicios del siglo XX. Fuente: https://humanidades.com/en/second-industrial-revolution/

Nuevas industrias y fuentes de energía.

La industria siderúrgica experimentó una transformación significativa durante la Segunda Revolución Industrial. La mejora en los métodos de producción de acero lo hizo más económico y accesible, convirtiéndose en un material esencial para la construcción de vías férreas, tranvías, barcos y grandes edificaciones.

La industria química emergió como un sector nuevo y dinámico durante este periodo. Se crearon nuevos productos químicos, como la dinamita y el TNT, que tuvieron aplicaciones significativas en la minería y la construcción. Además, se produjeron avances en la fabricación de fertilizantes, medicamentos y tintes, lo que demuestra la diversidad y el impacto social y económico del sector.

Robert Stieler (1881). Fábrica de BASF en Ludwingshafen. Fuente: https://es.m.wikipedia.org/wiki/Segunda_Revoluci%C3%B3n_Industrial

Además de estas industrias principales, otros sectores también experimentaron una expansión significativa. La industria de las telecomunicaciones creció con el uso generalizado del telégrafo y la invención de la radio y el teléfono.

Las mejoras en la extracción de petróleo lo convirtieron en una de las principales fuentes de energía durante la Segunda Revolución Industrial. Se utilizaba para la iluminación con lámparas de queroseno y como combustible (gasolina) para los motores de combustión interna de aviones y automóviles. La creciente importancia del petróleo dio origen a empresas como Standard Oil en 1870, una de las primeras multinacionales con tendencias monopolistas. El auge de la industria del petróleo marcó el inicio de la era de los combustibles fósiles, proporcionando una fuente de energía crucial para el transporte y la industria.

La disponibilidad de nuevos materiales y el desarrollo del motor de combustión interna impulsado por gasolina permitieron fabricar los primeros automóviles y aviones, dando origen a las industrias automovilísticas y de aviación. Las técnicas de producción en masa implementadas por Henry Ford tuvieron un impacto significativo en la industria automotriz, haciendo que los automóviles fueran más accesibles al público. Estas industrias emergieron como sectores completamente nuevos, transformando el transporte y creando nuevas oportunidades económicas. Las técnicas de producción en masa revolucionaron los procesos de fabricación e hicieron que los bienes fueran más baratos

Producción en cadena del Ford T. Fuente: https://rarehistoricalphotos.com/ford-assembly-lines-vintage-photos/

La generación de energía eléctrica a gran escala encontró aplicaciones en la iluminación de ciudades y hogares, así como en la difusión de la radio, el teléfono y los tranvías eléctricos. La invención de la dinamo y el transformador hizo posible el uso masivo de la electricidad. La industria eléctrica revolucionó la vida urbana, impulsó nuevas formas de transporte y comunicación, y proporcionó una fuente de energía nueva y versátil para fábricas y hogares, con un impacto transformador en múltiples sectores.

Tranvia urbano en Londres (h. 1910). Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tram_in_hanwell_boston_road.JPG

Las transformaciones sociales.

La Segunda Revolución Industrial generó cambios sociales significativos, que se manifestaron especialmente en el crecimiento de las ciudades y en las migraciones desde el campo a las urbes. La industrialización creó empleos en las ciudades, atrayendo a trabajadores de las áreas rurales en busca de mejores oportunidades. Por primera vez, más personas vivían en ciudades que en las áreas rurales.

Para aumentar la producción y los beneficios, surgieron nuevos sistemas de producción en las fábricas, como el taylorismo (gestión científica del trabajo) o el fordismo (producción en cadena). El taylorismo tenía como objetivo mecanizar el trabajo de los obreros y aumentar su productividad. Ford implementó la cadena de montaje en su fábrica de automóviles, reduciendo significativamente el tiempo y los costos de ensamblaje. La introducción del taylorismo y el fordismo marcó un cambio significativo en la organización del trabajo, enfatizando la eficiencia y la producción en masa. Si bien estos sistemas condujeron a un aumento de la producción, también tuvieron implicaciones para la naturaleza del trabajo y las habilidades requeridas de los trabajadores.

El auge de las fábricas condujo al desarrollo de una clase obrera que a menudo estaba sujeta a malas condiciones laborales, largas jornadas y bajos salarios. Los trabajadores comenzaron a organizarse para exigir mejores derechos y salarios. En este contexto surgieron ideologías de izquierda como el socialismo, el anarquismo y el comunismo. Estas ideologías desafiaron al sistema capitalista.

Los principales problemas sociales tuvieron que ver con la explotación laboral —condiciones inhumanas en las fábricas, uso frecuente del trabajo infantil, creciente contaminación y daño ambiental, hacinamiento y malas condiciones sanitarias que provocaron la propagación de enfermedades en las ciudades, etc. En suma, la situación social y laboral de los trabajadores apenas mejoró.

Niños en un barrio obrero de Lawrence, Estados Unidos (1911). Fuente: https://lawrencehistory.org/essex-company-collection/who-owns-alleys

La revolución industrial también creó nuevas oportunidades de movilidad social, permitiendo que muchas familias de clase media mejoraran su situación económica. La clase media se convirtió en una fuerza cada vez más importante en la sociedad lo que sugiere un cambio en la estructura social más complejo que una simple división entre burguesía y proletariado. A pesar de ello, las enormes diferencias sociales siguieron siendo habituales.

Nueva organización empresarial.

La aparición de nuevas potencias industriales incrementó la competencia. Las empresas necesitaron aumentar su tamaño y eso lo hicieron de tres maneras: se generalizaron las sociedades anónimas, se produjeron procesos de concentración y aumentaron las inversiones del capital bancario en la industria.

Las pequeñas industrias no disponían del suficiente capital para invertir en innovaciones técnicas y abrir nuevos mercados. Por ello se convirtieron en sociedades anónimas —una Sociedad Anónima (S.A.) es un tipo de sociedad empresarial donde el capital social está dividido en acciones, y los socios son accionistas con derechos que son proporcionales a las acciones que poseen—. Estas acciones pueden ser compradas o vendidas libremente, normalmente en la Bolsa, lo que les posibilitaba poder captar nuevos capitales mediante la venta de acciones.

La segunda manera de aumentar tamaño fue la concentración empresarial. El crecimiento empresarial fue muy importante entre 1870 y 1914, especialmente en Alemania, Estados Unidos y Japón. Esta concentración se realizó mediante dos fórmulas:

  • Una concentración horizontal (fusión de empresas de una misma actividad económica)
  • Una concentración vertical (fusión de empresas complementarias en un mismo proceso productivo

Las diferentes formas de concentración (cártel, trust, zaibatsu, holding, etc.) fueron intentos de las grandes empresas por imponer prácticas monopolísticas para el control de los precios y de los mercados, restringiendo la competencia. Estos intentos supusieron una grave amenaza para los principios del liberalismo económico.

Formas de concentración industrial. Fuente: https://blogdelaclasedehistoria.blogspot.com/2021/04/la-concentracion-financiera-de-la.html

Por último, el capital bancario se orientó a las inversiones en industrias, uniendo el capital industrial y el capital bancario, y dando paso al capitalismo financiero.

Integración de los mercados y desarrollo del comercio internacional.

El desarrollo del sistema bancario y de las instituciones financieras facilitó los movimientos de capitales y las inversiones a escala mundial. Las exportaciones de capital procedieron de Europa occidental, principalmente del Reino Unido, pero también de Alemania y Francia. Y se dirigieron a zonas con buenas perspectivas de crecimiento: América, Rusia y los imperios coloniales.

Entre 1874 y 1914, el comercio internacional experimentó un fuerte incremento a pesar de que la mayor parte de las potencias económicas adoptaron políticas proteccionistas para proteger sus industrias. Ejemplos de esta expansión fueron la construcción de los canales de Suez (1859-1969) y Panamá (1904-1914)

Entre los factores que favorecieron el desarrollo comercial destacan:

  • El descenso del precio de los productos, lo que favoreció el aumento de consumidores.
  • La revolución de los transportes, que amplió las rutas comerciales y abarató el precio del transporte.
  • El desarrollo de un sistema monetario internacional basado en la aceptación del patrón oro (convertibilidad de las monedas nacionales en oro por un valor fijo respaldado por los bancos centrales).
Pincipales rutas comerciales hacia 1880. Fuente: https://pages.uoregon.edu/kimball/mfgR.htm

Europa dominó los intercambios comerciales internacionales, exportaba productos manufacturados e importaba materias primas y alimentos.

Consecuencias de la Segunda Revolución Industrial.

La Segunda Revolución Industrial transformó la estructura de la sociedad global, sentando las bases del mundo que conocemos hoy. Los cambios tecnológicos, económicos y sociales de este periodo tuvieron un impacto profundo y duradero, moldeando la forma en que se vive, se trabaja y se interactúa en el mundo actual. Muchas de las tecnologías e industrias en las que se confía hoy en día tienen sus raíces en este periodo.

La internacionalización de los mercados hizo que la economía operase cada vez más a escala global, debido también a la revolución del transporte. Los avances en en esta área y en las comunicaciones sentaron las bases para una mayor interconexión e interdependencia global, allanando el camino para una progresiva globalización en los siglos XX y XXI, fenómeno vinculado en sus inicios al imperialismo.

El mayor barco de pasajeros construido hasta enonces, el RMS Oceanic, botado en 1907.

Muchos inventos de este periodo, como la electricidad, el motor de combustión interna o las telecomunicaciones, siguen siendo tecnologías fundamentales en la actualidad. Sin embargo, el desarrollo industrial también condujo a desafíos a largo plazo como la contaminación y el daño ambiental. De la misma manera, otros avances tecnológicos moldearon la naturaleza de la guerra e hicieron que conflictos como la Primera Guerra Mundial fueran mucho más letales.

La Segunda Revolución Industrial desempeñó un papel importante en la configuración del panorama geopolítico de finales del siglo XIX y principios del XX, contribuyendo al aumento de la competencia internacional y, en última instancia, impactando en el estallido y la naturaleza de los principales conflictos mundiales.

Biblografía.

Fernández, J. M.; González, J.; Ramírez, G. (2022). Historia del mundo contemporáneo. Madrid: Santillana.

Gayubas, Augusto (2025). Segunda Revolución Industrial. Enciclopedia Humanidades. Recuperado de https://humanidades.com/segunda-revolucion-industrial/

Google. (2025). Gemini 2.5 (1 mayo 2025) [La Segunda Revolución Industrial: Una Transformación Profunda de la Economía y la Sociedad (1870-1914)]. https://gemini.google.com/app/2cc3884ad84c6a4d?hl=es-ES

Kiss, Teresa (2025). Segunda Revolución Industrial. Enciclopedia Concepto. Recuperado el 25 de mayo de 2025 de https://concepto.de/segunda-revolucion-industrial/.

Iñigo Fernández, Luis E. (2012) Breve historia de la Segunda Revolución Industrial. Madrid: Nowtilus.

Kemp, Tom (1979) La revolución industrial en la Europa del siglo XIX. Barcelona: Ed. Fontanella.

Segunda Revolución Industrial (20 abril 2025). En Wikipedia. https://es.m.wikipedia.org/wiki/Segunda_Revoluci%C3%B3n_Industrial

La sociedad del Antiguo Régimen

La sociedad del Antiguo Régimen Fecha:  28 enero, 2025 Autor/a:  jmfernandezros 0  Comentarios Concepto y origen. Antiguo Régimen es una exp...