Cuando los efectos de la Gran Depresión llegan a Alemania a principios de los años treinta, el canciller Heinrich Brüning adoptó una política económica no intervencionista y defendió la austeridad como la mejor política. Esta política fracasó, tuvo de dimitir y la República de Weimar se hundió, facilitando el ascenso de Adolf Hitler. Nada más acceder al poder, Hitler cambió la política económica al optar por el intervencionismo económico del Estado mediante la inversión en obras públicas y el aumento del gasto militar. Las consecuencias de la llegada del nazismo al poder son conocidas por todos.
De la misma manera, la actual política económica dominante en Europa, partidaria del control del déficit a capa y espada, y enemiga de cualquier intervencionismo estatal (leáse políticas keynesianas) para impulsar la economía, está generando la aparición de grupos políticos cada vez más radicalizados, muchos de ellos de índole racista y xenófoba. Otros grupos comienzan a cuestionar la misma existencia de la UE en los actuales términos. Observamos así cómo la crisis económica se está convirtiendo en una crisis política que puede transformar aspectos importantes de la Europa actual.
La Historia, a veces, teje paralelismos extraños pero ello nos debe servir para aprender de los errores cometidos. Podéis leer el interesante artículo en Scribd: La Sob Redo Sis de Austeridad
Fuente: EL PAÍS, 13/05/2012
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