Hacia el centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial (1914-1918)


Fuente: http://www.huffingtonpost.es/2013/08/04/fotos-primera-guerra-mundial_n_3695645.html
Soldados australianos en Bélgica.

Se acerca el primer centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial (agosto de 1914–noviembre de 1918). Con ese motivo están apareciendo diversas obras que aportan nuevas interpretaciones de este relevante acontecimiento. Algunas de ellas observan ciertos paralelismos con la situación actual europea, no en el sentido del desencadenamiento de un posible conflicto bélico sino en la actualidad de cuestiones como el papel de Europa o el creciente desengaño político y social que conduce a la aparición de populismos y nacionalismos.
La guerra sobrevino después de un largo período de prosperidad y de paz en el que se registraron enormes avances culturales y científicos, pocas cosas hacían presagiar que se pudiese desencadenar semejante tragedia. ¿Por qué se desencadenó entonces la guerra?. El primer factor que debemos recordar es la pervivencia de las disputas imperialistas y de los enfrentamientos nacionalistas en algunas regiones europeas, especialmente en los Balcanes. Según los autores reseñados al final influyeron también otros factores. Los dirigentes políticos y militares no supieron ver la transcendentalidad del conflicto ni cómo los avances de la tecnología militar iban a transformar las características de la guerra tradicional, aumentando la letalidad del enfrentamiento (nueve millones de muertos) y su duración. Así lo que se preveía como una campaña militar breve se prolongó durante cuatro años. Esta guerra, como la inmensa mayoría de las mismas, fue promovida por la élites nacionales que actuaban en defensa de sus intereses. En ese momento, el distanciamiento entre estas élites y el pueblo era enorme, tanto desde un punto de vista socioeconómico como político, y nadie tuvo en cuenta el interés de este último, que fue quien finalmente puso los muertos y heridos. El inmenso poder de los medios de comunicación, de las diversas iglesias, de la carga sentimental del discurso patriótico, impulsó a las masas populares a una participación gustosa en una guerra en la que solamente podían perder. Las limitaciones de los sistemas democráticos existentes fevorecieron igualmente la imposición de los intereses de los grupos dominantes.

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Soldados franceses construyendo alambradas.

Este conflicto acabó con el predominio europeo en la escena internacional e inició un período de conflictos internos y externos que acabaría desembocando en la Segunda Guerra Mundial. Europa seguía el camino de su autodestrucción. Fue necesaria la invención de la Unión Europea para desactivar ¿definitivamente? la posibilidad de que se repitiese otra guerra europea.

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Tanque inglés.

La importancia que la investigación histórica de los países implicados en la guerra ha otorgado al tema no ha tenido su correspondencia en España. Desde aquí ha sido considerada como un tema menor pues al no afectarnos directamente, su transcendentalidad para nuestra historia fue mucho menos significativa. La repercusiones del conflicto se plasmaron aquí con mayor vigor en los temas económicos.
España permaneció ajena al conflicto europeo, adoptando una posición de neutralidad. Fue una decisión derivada, como ya se ha escrito, de la pura impotencia. Desde la crisis de 1989 España se había convertido en un actor secundario de la escena internacional; sus intereses inmediatos en este marco se circunscribían a Marruecos y Gibraltar y no tenía ningún papel en el complicado escenario balcánico ni en los enfrentamientos coloniales africanos. Otras razones que explican el posicionamiento neutralista español derivan de la situación interior: un conflicto marroquí abierto y que consumía cada vez más recursos económicos y militares, unos problemas presupuestarios graves y un ejército con una organización anticuada y mal armado, incapaz de enfrentarse a las características de una guerra moderna.
Aunque España no entró en guerra, la sociedad española vivió la división que rasgaba Europa en forma de debates y polémicas entre un sector aliadófilo, vinculado generalmente a las fuerzas liberales y demócratas, y otro germanófilo, más relevante entre los conservadores y algunos sectores militares. Esa era la apreciación imperante en España en ese momento y, aunque algo simplista, servía para explicar el conflicto en forma de lucha ideológica desviando así el análisis de sus verdaderas causas.

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Soldados británicos en una trinchera.

BIBLIOGRAFÍA.
MacMillan, Margaret (2013). 1914. De la paz a la guerra. Madrid: Turner.
Hasting, Max (2013). 1914. El año de la catástrofe. Barcelona: Crítica.
Stevenson, David (2013). 1914–18. Historia de la primera guerra mundial. Barcelona: Debate. Estefanía, Joaquín (2013, 29 de diciembre). “Un año hace cien”. EL PAÍS.
Coderch, Pablo S. (2013, 29 de diciembre). “Europa a los cien años de 1914” EL PAÍS
Casanova, Julián (2014, 02 de enero). "La guerra que cambió el destino de Europa". EL PAÍS.

Audio procedente del programa La historia de cada día de Radio 5 RNE (12/01/2014), en el que se entrevista a la historiadora Rosario de la Torre sobre este conflicto bélico:

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