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La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

HISTORIA DE ESPAÑA

La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

El general Miguel Primo de RIvera despachando con el rey Alfonso XIII. Fuente: https://historiaespana.es/edad-contemporanea/dictadura-primo-de-rivera

Planteamiento del golpe de Estado.

El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, encabezó una rebelión militar contra el gobierno constitucional. El pronuciamiento triunfó con suma rapidez por varias razones:

  • El profundo malestar del ejército.
  • La indecisión del gobierno a la hora de frenar el golpe.
  • La innacción del Rey Alfonso XIII basada en su desconfianza en el sistema liberal y constitucional de la Restauración, desprestigiado y sumido en una profunda crisis.

La historia contemporánea de España tiene una larga tradición de intervencionismo militar en la vida política. Dicha tradición comenzaría con el pronunciamiento del teniente coronel Rafael del Riego en 1820 y concluiría con el golpe de Estado del general Francisco Franco en 1936.

El golpe de Primo de Rivera se inscribe en esa sucesión de golpes y pronunciamientos militares, aunque posee rasgos peculiares como la ausencia de movimientos de tropas fuera de los cuarteles. Algunos historiadores consideran que este golpe fue atípico por la simplicidad de su organización y la facilidad con la que triunfó. Dos fueron los elementos que desempeñaron los papeles principales en su desarrollo:

Contó con el apoyo de sectores empresariales, especialmente de la burguesía catalana, de los grandes bancos y de la Iglesia. También lo apoyaron, o no se pusieron, los partidos políticos dominantes en la Restauración -liberales y conservadores-, sectores del nacionalismo catalán, encabezados por Cambó, y algunos sectores de la izquierda. La opinión pública, con pocas excepciones, acogió el golpe favorablemente o se mostró pasiva. La principal oposición vino de los anarquistas y de los comunistas, aunque no consiguieron movilizar a los trabajadores. Los socialistas, por su parte, mantuvieron una actitud poco crítica, intentando aprovechar la dictadura para afianzarse y expandirse tras la escisión comunista.

Estas actitudes de tibieza o de franco apoyo se explican por el contexto del momento: en Cataluña existía una levada tensión social con frecuentes actos violentos y enfrentamientos entre trabajadores y patronales. Al mismo tiempo, la pérdida de apoyo del nacionalismo conservador catalán en favor de un nacionalismo separatista y de izquierdas atemorizó a la burguesía empresarial catalana. En este sentido, la radicalidad de los actos de la Diada del 11 de septiembre de 1923 desencadenó el golpe del 13 de septiembre.

Primo de Rivera presentó la dictadura como un régimen transitorio que pretendía extirpar los males del país, una vez realizado el proyecto retornaría la normalidad constitucional. Su pensamiento estaba imbuido por el regeneracionismo de Joaquín Costa, que había señalado los grandes problemas que padecía la sociedad española: la necesidad de abolir la «vieja política» restauracionista, de destruir el caciquismo y de poner fina a la amenaza de la subversión social y del separatismo. Problemas que, en la terminología de Costa, deberían solucionarse mediante la intervención de un «cirujano de hierro», una figura que estaría entre el dictador benévolo y el superhombre nietzscheano y con la que Primo de Rivera gustaba identificarse.

El Directorio Militar (1923-1925)

Tras ser llamado por el rey Alfonso XIII para formar un nuevo gobierno, Primo de Rivera constituyó un Directorio Militar, un organismo formado exclusivamente por militares y cuya función era asesorar al dictador. Aunque la Constitución de 1876 no fue derogada, la legislación desarrollada en esta etapa no la tuvo en cuenta y estuvo destinada, en un primer momento, a controlar el orden público. Para ello se suspendieron todas las garantías constitucionales, las Cortes fueron disueltas, se implantó la censura de prensa y se prohibieron las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos.

El Directorio militarizó el orden público y aplicó duras medidas represivas, especialmente contra la CNT y el PCE. También se reprimieron las manifestaciones del nacionalismo catalán radical, acusado de separatista, y se prohibió el uso del catalán en los ámbitos oficiales. Los gobernadores civiles fueron sustituidos por gobernadores militares, mientras que los ayuntamientos fueron disueltos y sustituidos por juntas de «vocales asociados» elegidos por los mayores contribuyentes, vinculados muchos de ellos al antiguo sistema caciquil. Estas medidas demostraban el abandono de la idea de interinidad del régimen.

Enric Prat de la Riba con los miembros de las diputaciones catalanas en la constitución del proyecto de la Mancomunidad (1911). Fuente: https://anc.gencat.cat/es/coneix/Projectes/Fons-relacionats-amb-la-Mancomunitat/

El segundo paso del Directorio fue acometer el proyecto regeneracionista mediante una reforma de la administración que desterrase el caciquismo. Con ese fin se aprobó el Estatuto Municipal (1924), pero esta legislación nunca se aplicó porque nunca tampoco se celebraron elecciones municipales. Por esta razón, los alcaldes y concejales fueron designados por los gobernadores civiles, figura restituida ese mismo año. Las reformas administrativas prosiguieron: en este mismo año se suprimieron las diputaciones, a excepción de las del País Vasco y Navarra, más tarde se aprobó el Estatuto Provincial (1925) que desvirtuó, en Cataluña, la Mancomunidad –institución que había agrupado a las cuatro diputaciones catalanas entre 1914 y 1925, asumiendo sus competencias–. La desafección del catalanismo moderado de la Lliga fue la principal consecuencia política de estas medidas.

En la política exterior, Primo de Rivera pretendió solucionar el problema de la impopularidad de la guerra de Marruecos, asumiendo personalmente el Alto Comisariado en dicho territorio. En 1925, España y Francia acordaron una ofensiva militar conjunta. El desembarco de las tropas españolas en Alhucemas fue un rotundo éxito y un año después quedó sometido todo el protectorado.

Desembarco de tropas españolas en Alhucemas (1925). Fuente: https://www.batallasdehispania.com/2020/03/desembarco-de-alhucemas-8-de-septiembre.html

El Directorio Civil (1925-1929)

La popularidad obtenida en la campaña de África permitió a Primo de Rivera continuar con el régimen dictatorial, aunque sin tanto protagonismo de los militares. Así, a finales de 1925 constituyó un gobierno civil. Su intención era perpetuarse en el poder mediante la construcción de un régimen inspirado en las dictaduras autoritarias y de corte corporativo típicas en la Europa de entreguerras, especialmente la dictadura de Mussolini en Italia. Dicho régimen pretendía suprimir los vestigios del régimen de la Restauración y de la Constitución de 1876.

Miembros del Directorio Civil en 1925. Fuente: https://conversacionsobrehistoria.info/2018/09/21/exclusive-the-disastrous-corruption-of-power-primo-de-rivera-1923-1930-an-unpublished-text-by-paul-preston/

El proceso de perpetuación se apoyó en la formación de un movimiento político que posibilitara vehicular la participación popular en la política, dicho movimiento fue la Unión Patriótica (1924), que se fue consolidando como el partido del régimen dentro de un sistema político de partido único. Se conformó con grupos procedentes de la derecha –Somatén, monárquicos, conservadores, etc.–. Carente de una ideología definida y de un programa político claro, fue un mero instrumento de propaganda gubernamental para lograr el apoyo popular al régimen.

Para conformar ese nuevo régimen, se anunció la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva (1927) Los miembros de la Asamblea no fueron elegidos en unas elecciones, sino que fueron designados por ayuntamientos, diputaciones provinciales, la Unión Patriótica, órganos del Estado y representantes prominentes de la Administración, el ejército, la justicia o la Iglesia junto a otros representantes del trabajo, el comercio, la cultura y las artes, designados todos ellos por el gobierno. Pretendía ser la expresión de un modelo tripartito de representación —Administración, Sociedad y Partido— que tenía sus raíces en el corporativismo clásico. Es cierto que también hubo algunos representantes de la izquierda, del republicanismo y de los liberales, pero este órgano confirmaba el fin del liberalismo político.

Desfile de miembros de la Unión Patriótica en San Sebastián para recibir a Primo de Rivera (1928). Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Uni%C3%B3n_Patri%C3%B3tica_(Espa%C3%B1a)

A pesar del predominio gubernamental en la Asamblea, no se evitó la polémica a la hora de redactar su principal proyecto legislativo: elaborar una Constitución. El decreto de su promulgación le otorgó una doble naturaleza: fiscalizadora y consultiva de la labor del gobierno, y preparatoria de los proyectos legislativos fundamentales. La elaboración del documento suscitó desencuentros entre Primo de Rivera y el rey. Paralelamente, la oposición al dictador fue creciendo en todos los ámbitos.

Política económica

La dictadura se benefició de una coyuntura expansiva internacional. Su política económica se basó en dos principios fundamentales:

  • El intervencionismo estatal.
  • El nacionalismo económico.

Sus objetivos fueron fomentar la industria nacional mediante la aplicación de unos fuertes aranceles proteccionistas y las concesiones de ayudas a las grandes empresas. También se crearon grandes monopolios estatales, como la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (CAMPSA) o la Compañía Telefónica Nacional de España. Se pretendía lograr la expansión industrial mediante un aumento del gasto público y una política de monopolios en los sectores considerados clave para la economía.

Camión de transporte de petróleo de CAMPSA. Fuente: https://conversacionsobrehistoria.info/2018/09/21/exclusive-the-disastrous-corruption-of-power-primo-de-rivera-1923-1930-an-unpublished-text-by-paul-preston/

Otro aspecto destacable de la política económica fue el fomento de las obras públicas –pantanos, riegos, carreteras, ferrocarriles, etc. La creación de las Confederaciones Hidrográficas (1926) mejoró el aprovechamiento de los ríos. También se expandió la red eléctrica hasta llegar a algunas zonas rurales. La realización de grandes eventos, como la Exposición Universal de Barcelona y la Exposición Iberoamericana de Sevilla, ambos en 1929, contribuyó a prestigiar la dictadura aunque a costa de elevar la deuda pública.

Política social y corporativismo

El periodo de la dictadura se caracterizó por una escasa conflictividad social, circunstancia que se explica por dos factores: la represión policial y el desarrollo de una política social dirigida a la protección de los trabajadores. Esta política se manifestó a través de dos tipos de actuaciones: la construcción de viviendas baratas, escuelas, etc., y la creación de una legislación laboral inspirada en el corporativismo. Así, el Estado se convertía en mediador en los conflictos laborales al tiempo que se favorecía a las organizaciones obreras moderadas.

Escuela Normal de Magisterio inaugurada en Valladolid durante la dictadura. Fuente: https://www.elnortedecastilla.es/valladolid/el-cronista/1923-dictadura-primo-20201027170201-nt.html

El modelo de organización laboral se basaba en la Organización Corporativa Nacional (1926). Un organismo de intervención estatal conformado por comités paritarios –obreros y empresarios– creados en cada uno de los oficios. Su función era resolver pacíficamente los conflictos mediante la negociación y tenían también competencias reguladoras sobre algunas cuestiones laborales, como las condiciones de trabajo y los contratos. Su aplicación contó con el apoyo de los socialistas, que la consideraron ventajosa tanto para mejorar la situación de los trabajadores como para consolidar a su sindicato.

El final de la dictadura

A partir de 1926, la dictadura fue perdiendo apoyos. Además, arreciaron las críticas contra el dictador e incluso contra el mismo rey, Alfonso XIII. La primera muestra del descontento se produjo en junio de 1926, bajo la forma de un pronunciamiento militar apoyado por parte del ejército con el respaldo de los partidos del turno restauracionista -conservadores y liberales- y de los republicanos. El intento, conocido como la Sanjuanada fracasó. En ese mismo año se produjo otro conflicto interno en el ejército. Primo de Rivera suprimió los ascensos por estricta antigüedad . El cuerpo de artillería se opuso y Primo de Rivera lo disolvió. El dictador también estaba enfrentado con los militares africanistas, que lo acusaban de  abandonista y de reducir el presupuesto para las campañas militares. Estos conflictos dividieron al ejército y parte de él se distanció del dictador.

También el mundo cultural e intelectual comenzó a mostrar su oposición a la dictadura y, así, figuras como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez o Fernando de los Ríos criticaron al dictador. Los estudiantes universitarios crearon la Federación Universitaria Epañola (FUE) en 1929 como una plataforma de movilización estudiantil contra la dictadura.

Por su parte, las fuerzas y partidos republicanos fueron recomponiéndose, surgiendo nuevos partidos y alianzas, como la Alianza Republicana, que reunía a antiguos grupos –Acción Republicana, de Manuel Azaña, el Partit Republicà Català de Marcelino Domingo y Lluís Companys, y el Partido Radical de Alejandro Lerroux–. Con un programa republicano, pero católico y más conservador, se formó la Derecha Liberal Republicana, dirigida por Alcalá-Zamora. El republicanismo iba ganando apoyos. Lo mismo ocurría con las las fuerzas nacionalistas y regionalistas. En 1929 , nacionalistas y republicanos gallegos formaron la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA) y, en marzo de 1931, surgió Esquerra Republicana de Catalunya, bajo la dirección de Macià. La CNT, por su parte, fue radicalizándose, ganando adeptos la postura insurreccionista, que constituyó en 1927 la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Los socialistas tardaron más tiempo en mostrar su oposición a la dictadura.

En el verano de 1930 diversas fuerzas de oposición firmaron el Pacto de San Sebastián (1930) para preparar la llegada de la república. Ya antes, en diciembre de 1929, Primo de Rivera había decidido dejar el poder. El 30 de enero de 1930, el rey aceptó su dimisión y eligió al general Dámaso Berenguer como presidente del gobierno.

Conclusiones

La historiografía ha tratado a menudo la cuestión del significado de la dictadura de Primo de Rivera. Por ejempo, en este año, fecha del centenario del inicio del régimen, se han publicado tres libros sobre el mismo –ver artículo de jordi Amat en bibliografía– desde perspectivas distintas. En general, las opciones interpretativas varían: unos lo consideran una prórroga del sistema oligárquico de la Restauración en un momento de crisis de la hegemonía de esas oligarquías; otros inciden en los aspectos regeneracionistas que aportó, incluso en cierta modernización social y económica ocurrida en ese período.

Para muchos las principales consecuencias políticas del régimen fueron la consolidación de una derecha antiliberal y la afectación al papel del rey, imposibilitado de volver al modelo monárquico de la Restauración y también incapaz de ir hacia un modelo de monarquía parlamentaria. Inacción que favoreció el crecimiento del republicanismo.

En cualquier caso parece conveniente contextualizar la dictadura de Primo de Rivera en el marco de la crisis del modelo de Estado liberal en Europa después del colapso de sus imperios y de sus dificultades para adaptarse a la nueva sociedad de masas y sus inéditos conflictos.

Cronología. (C) JMFR

Bibliografía

Amat, Jordi. (2023). «Centenario de 1923: tres libros para interpretar el golpe de Estado de Primo de Rivera». El País. Recuperado 19 de octubre de 2023 (https://elpais.com/babelia/2023-10-14/tres-libros-para-interpretar-el-golpe-de-estado-de-primo-de-rivera.html).

Anón. (2023). «Directorio militar de Primo de Rivera». Wikipedia, la enciclopedia libre.

Anón. (s. f.) «Pronunciamientos militares en España». Recuperado 19 de octubre de 2023 (http://www.hispanoteca.eu/Espa%C3%B1a/Pronunciamientos%20militares%20en%20Espa%C3%B1a.htm).

Barrio Alonso, Á. (2004). La modernización de España (1917-1939). Política y sociedad (Vol. 30). Madrid: Síntesis.

Fernández, J. M.; González, J.; León, V.; Ramírez, G. (2016) Historia de España. Madrid: Santillana.

Villares, R., y Moreno Luzón, J. (2009). Restauración y dictadura (Vol. Vol 7). Barcelona: Crítica / Marcial Pons.

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