1. El contexto: de la "Operación Barbarroja" al fracaso de Stalingrado
Acabada la guerra civil española, el gobierno de Franco se alineó con Alemania en la recién iniciada IIª Guerra Mundial. La reunión de Hendaya entre Franco y Hitler (23 de octubre de 1940) dejó claro que el apoyo a Alemania era total, pero que también existían diferencias en cuanto a las condiciones que ambas partes exigían para una posible entrada de España en la guerra.
El 22 de junio de 1941 Hitler atacó por sorpresa a la URSS -Operación Barbarroja-. La invasión de Rusia en 1941 fue justificada como una cruzada contra el bolchevismo: los alemanes se presentaban como los defensores de la civilización frente a la barbarie asiática. Inmediatamente, se suscitó en numerosos países europeos un fervor anticomunista que llenó las oficinas de reclutamiento con voluntarios para combatir contra los rusos. El resultado fue la creación de varias divisiones formadas por voluntarios de diversos países dispuestos a combatir contra el bolchevismo –yugoslavos, croatas, letones, ucranianos, albaneses, holandeses, italianos, húngaros, tártaros, franceses, valones, …–. De esta forma, Alemania pudo situar en el frente ruso varias divisiones formadas por soldados procedentes de los países citados: las denominadas Waffen-SS, llamadas así porque dependían orgánicamente de las SS. Por el contrario, y a pesar de que respondía a un mismo impulso, la División Azul española no quedó bajo el mando de las SS sino de la Wehrmacht.
2. Origen y formación de la División.
Los falangistas llenaron las oficinas de reclutamiento: hombres de todas las edades, algunos muy jóvenes, muchos universitarios, impulsados todos ellos por un idealismo anticomunista. Algunos historiadores afirman que, a pesar de esta impronta falangista, los voluntarios eran más heterogéneos política y socialmente de lo que se podía suponer. Se inscribieron también aventureros, gente que necesitaba dinero para afrontar la dura posguerra, incluso republicanos movidos por el afán de limpiar su imagen o de desertar.
La relación filial de la División Azul con Falange fue disipándose paulatinamente. Mientras que las primeras fuerzas eran casi exclusivamente falangistas, su presencia fue disminuyendo conforme se producían los relevos –y eran conocidas la dureza y penalidades del frente–, teniendo que recurrirse a tropas regulares del ejército.
En síntesis, la creación de esta fuerza obedeció a diversas razones:
- Satisfacer las presiones de Hitler que deseaba que España entrara en guerra en compensación por la ayuda prestada durante la guerra civil.
- Atacar a Rusia por la ayuda que esta había prestado a la República en el conflicto español. «Rusia es culpable» sentenciaba Serrano Suñer el 24 de junio de 1941. Desde esta perspectiva el envío de tropas a Rusia sería una continuación de la guerra civil española.
- Quitarse de en medio a los sectores falangistas más ideologizados que estaban molestos por el rumbo poco joseantoniano y revolucionario que tomaba la España de Franco.
3. Las campañas militares.
La expedición salió de Madrid el 13 de julio de 1941. Cuando llegaron a Alemania todos los efectivos –17.000 hombres– se les concentró en un campamento militar alemán situado en Baviera: Grafenwhor. En este campamento, los soldados españoles recibieron los uniformes alemanes, el armamento y la instrucción para adaptarse a los protocolos militares germanos. Pasó a convertirse así en la 250 División de Infantería del Ejército alemán.
Despedida de la División Azul en la estación de Francia (Barcelona) en julio e 1941. Fuente: http://memorialdemocratic.gencat.cat/
La sección del frente asignada a la División Azul no registraba mucha actividad; se trataba de unos cincuenta kilómetros, de los cuales veinte correspondían a la ribera del lago Ilmen. La primera ofensiva de envergadura en la que participó la División tenía como objetivo enlazar con las tropas finlandesas situadas al este del lago Lagoda para completar el cerco de Leningrado. En noviembre el frente se estabilizó y las tropas españolas relevaron a las alemanas en Possad. Con unas temperaturas que rondaban los veinte grados bajo cero, debían de enfrentarse a las continuas incursiones soviéticas.
El 5 de octubre de 1943 las tropas españolas fueron retiradas del frente para ser repatriadas. Las presiones de los aliados, especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña, y el cambio de rumbo de la guerra habían hecho variar las circunstancias. A nivel interno resultaba ya complicado relevar las tropas por la falta de voluntarios. Como tal retirada dañaba la imagen internacional del régimen entre las potencias del Eje y sus aliados, se decidió dejar un pequeño contingente de unos dos mil hombres: la Legión Azul. Esta unidad ya no sería relevada y se mantuvo activa en la región de Leningrado hasta principios de 1944, replegándose con las tropas alemanas; en marzo de ese año se repatrió definitivamente.
Hay que mencionar también la existencia de una Escuadrilla Azul que permaneció en el frente hasta marzo de 1944. Participó en la ofensiva alemana sobre Moscú así como en las batallas de Kursk, Smolensko y Kharkov. Operando aparatos Me-109 y FW-190 los pilotos españoles consiguieron unos 150 derribos a costa de perder 22 hombres.
Aunque aún existen divergencias en cuanto a la cifra de bajas de la División Azul, las más aceptadas hablan de 3.934 fallecidos, 8.466 heridos y 326 desparecidos o prisioneros, de los cuales regresaron 286 en 1954 tras diez años de cautiverio. También hubo unos 2.000 mutilados y unos 8.000 soldados enfermaron.
4. A modo de balance.
El tema de la División Azul ha despertado siempre un gran interés tanto entre historiadores como entre el público en general. Se apoya ese interés en la relevancia que, en general, tiene todo lo que se relaciona con la Segunda Guerra Mundial y el III Reich. La División Azul fue la única participación militar española en tal conflicto y de ahí la atención que se le ha prestado.
Es evidente que estas tropas representaban a una España aún impregnada de fascismo, a una ideología y un gobierno furibundamente anticomunista y que fueron a combatir junto a la Alemania nazi, régimen hoy totalmente condenado. Aún cargando con ese pecado de origen, es preciso reconocer algunos aspectos que pueden romper con ciertos estereotipos. Muchos de los combatientes españoles fueron jóvenes movidos por el idealismo y el romanticismo político, sentimientos exaltados y frecuentes en todos los bandos en aquellos años. También dieron muestras de gran valor, llegando a ser una unidad muy apreciada por el mando militar alemán.
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