Introducción
El calificativo proviene del hecho de que en la ciudad de Weimar se aprobó, el 11 de noviembre de 1919, la Constitución que regiría la nueva república con la que finalizaba el IIº Reich (1871-1918). Este nuevo Estado surgía como una república parlamentaria, democrática y con rasgos sociales muy avanzados para su época. De hecho, creó la base para el primer Estado de bienestar del mundo.
La conmoción de la derrota.
- Territorial: las cláusulas territoriales amputaron diversas regiones del territorio alemán, reduciendo su superficie y su población (el 13 % del primero y un 10 % de la segunda). Además, el territorio de Prusia oriental quedó desgajado del resto de Alemania, mientras que la región del Sarre pasó a ser administrada por la Sociedad de Naciones durante 15 años. De la misma manera, Alemania perdió todos sus territorios coloniales.
- Reducción del ejército a 100.000 efectivos, sin posibilidad de realizar nuevos reclutamientos. La Armada perdió todos sus grandes buques, quedando reducida a una fuerza costera y la aviación desapareció.
- Pago de indemnizaciones, que ascendían a 269.000 millones de marcos oro –equivalentes a unos 33.000 millones de euros actuales. Los pagos de las enormes reparaciones y las pérdidas de importantes recursos económicos redujeron la producción y acabaron provocando una hiperinflación que castigó duramente a la población. Los pagos de las indemnizaciones se prolongaron hasta 2010.
- La acusación de culpabilidad y el castigo impuesto nunca fueron comprendidos por la sociedad alemana, que se sintió maltratada y humillada. Se habló de un "diktat", una paz impuesta por la fuerza y no un tratado. Durante toda la República la derecha utilizó esta cuestión como un punto de encuentro para reforzar el nacionalismo alemán.
El contexto histórico de la creación de la República.
El 6 de febrero la Asamblea Nacional se reunió en Weimar y Friedrich Ebert fue elegido primer presidente de la República. Enseguida encargó la formación de un gobierno de coalición formado por los socialdemócratas, los católicos del Zentrum y los liberales del DDP, un reflejo del compromiso entre los socialdemócratas y los partidos burgueses por crear las estructuras del nuevo Estado.
Las elites dominantes en Alemania lograron, a pesar de los dos meses de disturbios, protestas e insurrecciones, conservar importantes resortes en el poder militar, judicial y burocrático y, desde esas posiciones, intentaron anular todas las concesiones que se vieron obligadas a hacer tras el hundimiento del orden monárquico. La ruptura violenta con el pasado no pudo ser en un país que contaba con importantes fuerzas conservadoras, que serían las que acabarían con la democracia catorce años después.
Levantada sobre las cenizas de la derrota militar, la República vivió siempre con la pesada carga de suceder a un Imperio derrotado y con el trauma de la represión sangrienta de la revolución.
La Constitución de 1919.
La nueva Constitución entró en vigor en agosto de 1919. Diseñaba un Estado democrático y social, organizado territorialmente en 17 regiones o länders que asumían bastantes competencias en aspectos como la educación, la policía, la justicia o la sanidad. El presidente de la República y el del Parlamento debían ser elegidos por sufragio universal, mientras que al canciller lo elegía el Parlamento.
La Constitución aportó otras novedades reseñables: concedió el voto a las mujeres, y de hecho 41 de ellas fueron elegidas para el nuevo Parlamento –de un total de 423 escaños. Así mismo, el texto optaba por una representación proporcional, lo que beneficiaba a los partidos pequeños y favorecía los gobiernos de coalición, aunque también introducía un elemento de inestabilidad política.
El texto completo de la Constitución puede consultarse en: https://ezequielsingman.files.wordpress.com/2016/03/constitucion-de-weimar-alemania-19191.pdf
Conclusiones.
La República de Weimar, que arrancó como una esperanza democrática para acabar con el autoritarismo del segundo Reich y una salida para la debacle de la derrota, acabó fracasando por diversas razones. Unas son intrínsecas a una filosofía constitucional que favorecía la inestabilidad política, constante de todo el período. Igualmente, la incapacidad de gran parte de la sociedad alemana para asumir la derrota convirtió a todos los gobiernos en sospechosos de traición, cuestión que minaba su legitimidad ante ciertos grupos de presión --antiguas élites políticas, ejército, policía, funcionarios…--. Por su parte, los nuevos partidos de izquierda y derecha demostraban que su afección a la República era débil y que estaban dispuestos a sustituirla recurriendo incluso a métodos violentos.
Es cierto también que los gobiernos republicanos tuvieron que enfrentarse a períodos de graves crisis económicas (1919-1924; 1929-1933) y que, a veces, no supieron conectar con las preocupaciones cotidianas de unos ciudadanos que padecían el paro y la pauperación económica, incluida la clase media. Ello alejó a diversos sectores sociales de la República. De hecho, el final del régimen se vincula con la crisis económica que comenzó en 1929; el aumento de los antagonismos sociales y el cambio en el modelo económico -de un capitalismo liberal a otro marcado por el intervencionismo del Estado- rompieron las bases del mínimo consenso político que sustentaba la República. En los años finales, el panorama político se radicalizó orientándose o bien hacia el comunismo o bien hacia el nacionalismo. El auge de este último de la mano del nazismo acabó destruyendo el régimen de Weimar.
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