La isla de La Española estaba dividida, desde finales del siglo XVII, en dos entidades coloniales: la parte occidental, conocida por los franceses como Saint-Domingue (actual Haití) y la parte oriental, perteneciente a España, llamada Santo Domingo Español (actual República Dominicana).
Actualmente, cuando Haití aparece en los medios de comunicación suele hacerlo como protagonista de desastres naturales o conmociones políticas y siempre se recuerda su triste situación socioeconómica. Pero pocos saben que el país protagonizó una revolución y un proceso de independencia colonial que se anticiparon a su tiempo. La revolución en Haití (1791-1804) fue un doble proceso simultáneo que condujo tanto a la abolición de la esclavitud como a la independencia de Francia. De esta forma, Haití se convirtió en el segundo Estado independiente de América, tras Estados Unidos, y en lo que puede considerarse como la primera república negra de la historia.
El contexto social y económico.
Desde el siglo XVII las Antillas eran unas importantes productoras de caña de azúcar, cacao y café, cuyas explotaciones generaban un destacable comercio con las respectivas metrópolis europeas. La región estaba controlada por tres potencias: España, Gran Bretaña y Francia. El sistema económico se basaba en las plantaciones, organizadas en grandes haciendas trabajadas por cientos de trabajadores. La necesidad de mano de obra hizo que se recurriera al tráfico de esclavos africanos cuyo número fue aumentando con el tiempo. Porcentualmente respecto a la población total, Haití era la colonia antillana que más esclavos tenía, aunque el fenómeno de la esclavitud se daba en todas las Antillas.
Durante el siglo XVIII Saint-Domingue era el principal productor francés de azúcar, cacao y café. Unos costes de producción más bajos que sus competidores ingleses y la Independencia norteamericana habían promovido un notable desarrollo de su economía.
Su población se organizaba en castas cuyo escalón más alto lo ocupaban los europeos y los criollos, el intermedio los mulatos y los libertos y el más bajo los esclavos negros, pero las diferencias sociales provenían más de la raza que de la posición económica. Evidentemente el grupo más numeroso lo constituían los esclavos negros. La siguiente tabla muestra la distribución:
CASTA | POBLACIÓN ESTIMADA |
Colonos blancos | 30.000-40.000 |
Libertos y mulatos | 25.000-50.000 |
Esclavos negros | 465.000-510.000 |
La formación de una sociedad esclavista no fue un proceso sencillo; los esclavos recurrieron a diversas formas de resistencia como la huida y la creación de grupos rebeldes en las montañas y selvas más recónditas –cimarrones–, la expansión de las prácticas de vudú como medio para combatir a los enemigos –a pesar del proceso, muy superficial, de cristianización- e incluso el suicidio. Esta resistencia era consecuencia del durísimo trato que se dispensaba a los esclavos negros en el territorio francés.
El gobierno de la colonia residía en un gobernador general, que dirigía la fuerza militar y el orden público interno, y un intendente encargado de la gestión pública, la hacienda y la justicia. Ambos cargos eran nombrados directamente por el monarca. La administración colonial no gozaba de gran aprecio por la mayoría de los blancos y de los libertos pues era vista como un elemento expoliador de su riqueza.
La liberación de los esclavos.
El estallido de la Revolución Francesa de 1789 llegó también a la colonia. Cada clase social la interpretó de una manera y todas la vieron como una buena ocasión para lograr sus objetivos, que eran diferentes. Los grandes propietarios blancos fueron los primeros que rompieron el status quo pretendiendo obtener más independencia de la administración real y lograr la libertad de comercio. Las ideas revolucionarias de igualdad calaron entre los libertos y mulatos, quienes reclamaban la igualdad legal. Los esclavos pretendieron la abolición de la esclavitud. De todos ellos solamente los colonos blancos lograron sus propósitos de forma temprana. Las revueltas de mulatos y libertos fueron reprimidas y el dirigente de la primera de ellas, Jacques-Vicent Ogé, que reclamaba el derecho al voto (1790), fue ajusticiado, convirtiéndose en un símbolo de las injusticias llevadas a cabo por los blancos. A principios de 1791 se produjo otra revuelta de soldados negros y se organizó una guerrilla de mulatos, pero ambas acciones tuvieron escasas repercusiones. La minoría blanca era reacia a realizar cualquier concesión a los mulatos y libertos ya que ello abriría la puerta a la demanda de abolición de la esclavitud, lo que significaría la ruina de la colonia.
Pero la reacción principal ante lo que ocurría en Francia vino de los esclavos negros que, en agosto, se sublevaron en el norte arrasando plantaciones y asesinando a los blancos. François Dominique Toussaint (también conocido como Toussaint L’Ouverture), de origen esclavo, se convirtió en el líder de los rebeldes abolicionistas (entre 1793 y 1802). Su ejército era numeroso pero estaba mal armado y poco disciplinado. No obstante, cuando Toussaint conoció la muerte de Luis XVI se pasó a la vecina colonia española de Santo Domingo donde recibió instrucción militar. España veía ahora la oportunidad de recuperar los territorios perdidos. Hay que recordar que entonces España se hallaba en guerra –guerra de la Convención– con Francia, situación que se mantuvo hasta 1795. Sin embargo, Francia se ganó a los mulatos mediante la decisión de la Asamblea Nacional francesa (marzo de 1792) de conceder la igualdad política a los libertos.
Por su parte, los colonos blancos pidieron la ayuda de Gran Bretaña para enfrentarse a los mulatos y desobedecer a las autoridades centrales francesas. Los británicos enviaron tropas desde Jamaica, pero un elevado porcentaje de sus soldados perecieron, más a causa de la fiebre amarilla que de los combates, y finalmente se retiraron de la isla. Iniciado como una revuelta de esclavos el conflicto se había convertido en una guerra civil –de mulatos contra blancos y de colonos blancos contra Francia– y en un conflicto internacional en el participaron España, Francia y Gran Bretaña.
Los franceses habrían sido derrotados si el enviado por la Asamblea francesa, el jacobino Sonthonax, no hubiese tomado la decisión, sin tener poderes para ello, de abolir la esclavitud en Saint-Domingue en abril de 1793. A continuación realizó un llamamiento a los negros rebeldes para que se incorporasen al ejército francés, enfrentado a las tropas británicas que apoyaban a los colonos esclavistas. Hay que recordar que la esclavitud no fue abolida legalmente en las colonias francesas hasta que la Convención lo hizo en febrero de 1794, aunque Napoleón la derogó en 1802.
Los mulatos se dividieron entre los dos bandos. Finalmente las tropas francesas, con el importante apoyo de Toussaint, lograron imponerse tanto a británicos como a españoles. A continuación, Toussaint entró triunfante en la capital, Puerto Principe y gobernó la colonia en nombre de Francia. Durante su gobierno la isla vivió un breve periodo de tranquilidad.
Ya gobernador Toussaint implantó algunas medidas de carácter social avanzadas para la época. La mano de obra esclava pasó a ser asalariada y la producción se distribuyó entre propietarios, trabajadores e impuestos. Los propietarios, tanto blancos como mulatos, reaccionaron creando un frente político contra él. Sus quejas fueron recogidas por Napoleón Bonaparte que pretendió devolver la isla a su anterior situación social y política. Contaba para ello con el apoyo de la burguesía que le había aupado al poder y que pretendía acceder a la riqueza de la isla.
La independencia de Francia
En el tratado de Basilea (1795) España cedió a Francia su parte de La Española a cambio de la devolución de los territorios que había perdido en Europa como consecuencia de las guerras de la Convención. El gobierno francés estableció entonces que Santo Domingo solo podía ser entregada a un ejército francés formado por soldados blancos. Para ello Napoleón preparó el envío de un ejército que serviría también para desalojar del poder a Toussaint. Sin embargo este se adelantó e invadió la parte española de la isla, unificando las dos partes.
Napoleón se negó a aceptar estas acciones y envió una flota para restaurar el orden metropolitano en la isla. La guerra concluyó con la derrota de Toussaint, traicionado por sus generales. Este fue enviado a Francia y encarcelado, muriendo poco después.
A pesar de ello, en Saint-Domingue, se reanudó la guerra. Negros y mulatos se unieron, dirigidos ahora por otro líder, Jean-Jacques Dessalines, antiguo esclavo también. Tras vencer a las tropas francesas en la batalla de Vertières, el 1 de enero de 1804, Dessalines proclamó la independencia de Haití (nombre amerindio de La Española) , autoproclamándose emperador y gobernando como un autócrata. Tras ser asesinado en una revuelta de mulatos, el país se convirtió en una república que se dividió en dos territorios debido a las luchas entre negros y mulatos: uno al norte, de predominio negro, gobernado por Henri Christophe y otro al sur gobernado por un mulato llamado Pieton. Las ansias de grandeza de Christophe le llevaron a proclamarse rey. Trató de imitar las cortes europeas del momento y construyó palacios y fortalezas imponentes como la famosa Citadelle.
Consecuencias
La tan temida invasión francesa nunca de produjo. Napoleón renunció para siempre a Haití, aquel lejano territorio donde los negros defendían con uñas y dientes su libertad y la de su país. De hecho, Francia abandono la intención de ampliar su dominio colonial en el Caribe y Norteamérica. Así, en 1803, un año antes que los haitianos proclamasen la independencia de su país, Napoleón vendió la Luisiana al gobierno de Estados Unidos. Además con la independencia de Haití, Francia perdió una de sus principales fuentes de riqueza colonial, aunque el nuevo país se tuvo que comprometer a pagar a Francia una enorme deuda por el coste de los esclavos que el país galo había perdido.
La Revolución Francesa y su progresiva radicalización política cambió las premisas legales en las que se fundamentaba la economía de plantación. La proclamación de la libertad de los esclavos y el reconocimiento de la igualdad legal (febrero 1794) sentó un hito de gran transcendencia histórica. La emancipación negra de Saint-Domingue se convirtió en el ejemplo de emancipación para los esclavos de toda América.
Los criollos podía observar ahora los resultados de la puesta en cuestión de las autoridades coloniales así como de la pérdida de del control por parte de la clase dirigente colonial. La revolución haitiana no solamente representaba la independencia sino también un cambio radical de la sociedad y de la economía, no solamente se logró la libertad sino también la igualdad. No obstante, en los sucesivos procesos de independencia, los criollos latinoamericanos no tomaron como ejemplo a seguir lo sucedido en Haití sino que, al contrario, fue lo que trataron de evitar.
Bibliografía
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Revolución haitiana. (2021). En Wikipedia, la enciclopedia libre. https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Revoluci%C3%B3n_haitiana&oldid=138646128
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